Opinión

La distopía de la gestación subrogada

  • La abogada Mercedes Peña, se pronuncia en contra de los intentos de legalizar los llamados vientres de alquiler pues entiende que detrás de su supuesto altruismo no late una sociedad utópica sino una distopía y una “explotación inaceptable” de mujeres necesitadas

La abogada Mercedes Peña

La abogada Mercedes Peña / M. G.

El Tribunal Supremo pone freno, y cada vez con más contundencia a la gestación subrogada, a la distopia de los vientres de alquiler. Ya el término con el que vulgarmente se conoce en la calle este sistema de reproducción, vientre de alquiler, genera rechazo, y el rechazo se hace mayor, cuando se profundiza en lo que hay tras este inocente y altruista medio de traer un hijo al mundo.

No es la primera vez que la Sala Civil del Tribunal Supremo establece, al abordar el tema de los vientres de alquiler, que estos contratos son "nulos de pleno derecho" en España, pero que, una vez hechos, hay que proteger al menor. Ahora, en su última sentencia de 5 de abril de 2022, el tribunal da un paso más en su censura a una práctica que califica "entraña un daño al interés superior del menor y una explotación de la mujer que son inaceptables".

Transcribimos algunas de las perlas que el contrato de gestación subrogada contiene y que los jueces transcriben en esta sentencia. La madre biológica firma su obligación de entregar al niño "inmediatamente después del parto sin ninguna interferencia a la futura madre", acepta "mantener una dieta consistentemente nutricional, procedimientos de ultrasonidos frecuentes, prolongada abstinencia de relaciones sexuales, abstenerse de tatuajes, perforaciones en el cuerpo y efectos o cirugía estética, interrupción del ejercicio vigoroso" y renuncia a su derecho a la confidencialidad médica.

Pero esto no acaba aquí, la madre contratante pagadora y futura madre legal, compra incluso la decisión última sobre la vida de la gestante en el caso de que ésta "sufriera cualquier enfermedad o lesión potencialmente mortal (como por ejemplo muerte cerebral": "La madre tiene el derecho a mantenerla con vida con un soporte vital médico, con el objetivo de salvar al feto hasta que el médico tratante determine que está listo para el nacimiento”. Solo leer estas palabras, ya produce indignación.

El ponente de esta sentencia ha sido un magistrado cordobés de nacimiento, pero que ha ejercido como juez en Sevilla durante más de 20 años. Ha sido rotundo, y ha recordado que los vientres de alquiler no sólo son contrarios a la legislación española, sino también a la Convención sobre los derechos del Niño o a la Convención.

Pese a estas prohibiciones, las agencias que actúan como intermediarias, se publicitan en el mercado con total impunidad. Invitamos al lector a que teclee en internetet cualquier entrada relacionada con el tema y lo compruebe. Estas agencias incluso celebran "ferias" presenciales en las que se publicitan y venden su producto. Sin ir más lejos, una de ellas, para captar clientes, se anuncia como avalada por la Asociacion Española de Padres por la Gestación, algo así como estar avalada por los amigos de la música country, otra anuncia en mayúsculas "ahora Georgia, el mejor país alternativo a Ucrania", y como último ejemplo, una agencia que se compromete a efectuar un control directo sobre el bienestar mental, atención psicológica, hábitos saludables, nutrición y control del peso de la gestante.

Pero lo cierto es que, estos niños, que mediante este sistema nacen fuera de España, cuando llegan a nuestro país, han venido gozando de la normal protección de ser absolutamente inocentes, por la forma en que han venido al mundo. Por ello, y en interés del niño, accedían a la inscripción de la filiación en el Registro Civil Español.

Con esta última sentencia, parece que el paraguas del interés del menor no va a soportarlo ya todo, y se lo ponen mas difícil a estos padres que van a tener que iniciar un proceso de adopción, una posibilidad recogida en el Dictamen del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 10 de abril de 2019.Que un país tan cercano como Portugal, tenga ya abierta la puerta a la gestación subrrogdqa, y que los medios de comunicación, incluidos los programas y revistas del corazón, hagan eco de los famosos, artistas y deportistas que vuelven a España con hijos "adquiridos" en el extranjero, mediante el alquiler a una mujer de su vientre y previo pago, quizás esté contribuyendo a normalizar, incluso a aceptar una situación sin pararse a pensar lo que hay detrás de esa foto maravillosa, con padres con dientes perfectamente blanqueados, estilismo cuidado hasta el último detalle, y bebés maravillosos. Fotos en las que no falta un detalle, solo falta una mujer, la mujer a la que se le ha pagado, y es así, se le ha pagado por la gestacion, falta la madre biológica.

Los precios que se barajan en este mercado desde lo que se pagaba e paises del este como Rusia, donde la subrogación cuesta alrededor de 50.000 dólares, a los más de 100.000 dólares de Estados Unidos. Estos son los países más utilizados por los españoles. En la India o Kenia, se paga menos, unos 30.000 dolares. Pero puestos a tirar de cartera, se elige, y aquí tambien hay cierto racismo.

Cuando se habla de que estas prestaciones son altruistas y únicamente se cubren los gastos que se genera a la madre biológica, a las gestantes, se nos trata como tontos. Se acude a mujeres desfavorecidas social y económicamente. Cuando en las revistas del corazón, las famosas bellas y musculosas con la vida resuelta, empiecen a ofrecerse como gestantes por motivos humanitarios, y de forma gratuita, doblegaré mi criterio. Creo que no ocurrirá, cada embarazo, cada parto, tienes riesgos físicos para la vida de la gestante, desprenderse de un hijo que has gestado, tiene secuelas también psicológicas irreparables.

Convertir a las mujures en las fábricas necesarias alrededor de esta industria, es una forma de explotación de la mujer. Quererlo vender como un avance social y de la ciencia, como un paso más en el logro de la felicidad del ser humano, recuerda a El cuento de la criada, la novela de la escritora Margaret Atwood. En ella, un golpe militar lleva a unos políticos tecnócratas a tomar el poder, para imponer un nuevo estado en el que se disminuyen las libertades y derechos sociales. La "criada" es una mujer que se considera un objeto, cuyo valor está en sus ovarios, siendo un receptáculo necesario para alcanzar el nivel de nuevos nacimientos deseado en este nuevo estado y así mantener el modelo de sociedad impuesto.

De esta forma, bajo la cobertura que la palabra altruismo proporciona, se podría llegar a la existencia de comunidades de mujeres reproductoras. Las empresas y agencias dedicadas a intermediar en este tipo de contrato, se encargarían de la selección y clasificación de las mujeres, al igual que los ganaderos hacen con sus vacas nodrizas. Pero podrían ir más allá, serían más apreciadas y demandadas las de rasgos raciales específicos, o coeficientes intelectuales elevados, o por qué no, una combinación de ambos elementos. Claro, esto incrementaría el precio. Como en todo sistema de mercado que se precie, existiría un mercado también, para clientes con menos capacidad adquisitiva, para ellos se reclutaría a mujeres de una apariencia estética inferior, en este caso ni el coeficiente intelectual sería objeto de análisis, podrían incluso tener el colesterol en el límite, sería algo así como el ganado segunda. Durante la gestación, las madres recibirían un tratamiento acorde con la clasificación en la que se encuentren.

Estarían incluso en zonas residenciales distintas, en función del mayor o menor nivel de contaminación, la dieta de las gestantes de primera sería más costosa, solo ingerirían productos ecológicos y bio certificados 100%, hay que proteger la salud del feto y de la madre, el certificado bio-woman también puntúa para mantenerse en el grupo de gestantes de primera clase. Las agencias irían ideando nuevos servicios, como el pack lactancia plus, por el que la gestante se comprometería a amamantar al bebé durante un periodo de seis meses a cuatro años. Este paquete, aunque es también altruista, pues se hace en interés del bebé, se pagaría muy bien, sobre todo a las gestantes bio. Así la cosa, con ese sistema se extendería, no solo a las mujeres que no pueden tener hijos o parejas homosexuales, la sociedad acabaría demandando este sistema de gestación. Mujeres sin ningún problema para quedarse embarazadas, recurrirían a este tipo de gestación, y evitarían el parón profesional que el embarazo supone o las huellas que en el cuerpo deja. En fin, se me ocurren interminables ideas, quizás exagaradas, pero por si acaso, sigamos poniendo freno a la gestación subrrogada.

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