Empresa familiar

El comercio tradicional, objeto del deseo

  • Varios pleitos enfrentan a los herederos de la histórica sastrería Derby 

  • Enrique Porta Adame ha ganado la primera demanda, de la que dependen las demás

Enrique Porta, con sus hijos Álvaro y Fernando

Enrique Porta, con sus hijos Álvaro y Fernando / Juan Carlos Vázquez

El comercio tradicional, pese a la crisis, sigue siendo objeto del deseo. La camisería y sastrería sevillana Derby, fundada en 1951, es objeto de varios pleitos judiciales en torno a la propiedad del negocio y la marca comercial. Sus protagonistas son Enrique y Jorge Porta Adame, los dos hijos varones del fundador de la sastrería.

En 1951, Enrique Porta Serrano fundó Derby en la calle Albareda y eligió un nombre inspirado en las carreras de caballos inglesas. Allí trabajaron sus dos hijos hasta que en 2010, en plena crisis económica, llevaron a cabo varias decisiones comerciales: El padre, próximo a la jubilación, vendió a Enrique la tienda de la calle Albareda, mientras que Jorge cobró una indemnización por despido y compró a su hermano su parte de la tienda que tenían en la calle Asunción.

Entonces Enrique Porta inscribió la marca Derby Sevilla 1951 en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en 2011 emprendió su expansión con la apertura de otra tienda en la calle San Pablo, en pleno centro de la ciudad. 

Las cosas siguieron sin problema hasta que en 2013 falleció el fundador y entonces su hijo Jorge denunció en el juzgado de primera instancia 14 una supuesta simulación de contrato en la venta de la tienda, que habría sido ficticia y fraudulenta. 

La demanda fue rechazada en todos sus extremos: la juez determinó que la transmisión se llevó a cabo “con total publicidad” y fue reconocida por Jorge cuando compró la parte de su hermano en la tienda de la calle Asunción. Además, firmó una indemnización por despido como encargado de un negocio “cuyo titular es Enrique Porta Adame”. Esta sentencia se encuentra a la espera del recurso ante la Audiencia de Sevilla

Mientras tanto, otros juzgados han dejado en suspenso posteriores demandas de Jorge: una en el juzgado de primera instancia 19 contra el testamento de su padre y otra en el juzgado Mercantil 2 por la propiedad de la marca. En la Oficina de Patentes y Marcas la  inscripción sigue a favor de Enrique. 

A preguntas de este periódico en su tienda de la calle Asunción, Jorge Porta declinó hacer comentarios dado que el asunto está “sub iúcide”. 

Enrique Porta, que empezó a trabajar en la sastrería de su padre a los 18 años, sigue llevando ahora, a los 69 años, el negocio en el que ya trabajan sus hijos Fernando y Álvaro. 

En tiempos de prueba para el comercio tradicional, Enrique Porta ostenta el récord de tener dos tiendas abiertas en Sevilla. Entre Albareda y San Pablo dan trabajo a 15 personas de forma directa y a otras cuatro indirectamente. 

Pese a la crisis económica, solo en 2013 decreció su volumen de negocio. Desde entonces ha ido en aumento y la misma tendencia se ha mantenido en el primer trimestre de este año. 

Enrique Porta sigue atendiendo personalmente a sus clientes Enrique Porta sigue atendiendo personalmente a sus clientes

Enrique Porta sigue atendiendo personalmente a sus clientes / Juan Carlos Vázquez

Según Enrique, la sastrería tradicional es un “segmento-nicho” donde prima el detalle, la atención a un cliente que “quiere algo diferenciado” y eso es lo que desean conservar. Afirma que ahora en su familia el debate no son los pleito judiciales  sino el futuro de su línea de negocio y el enfoque que le dará la tercera generación.

Le gusta conservar a sus trabajadores y ver su negocio como una “escuela de enseñanza”. Uno de sus empleados lleva 40 años en la tienda, donde empezó como recadero llevando los trajes a casa de los clientes.

Tienen fe en su fórmula y lamentan que haya quienes “intentan aprovecharse de nuestro posicionamiento de marca”, como también hacen los imitadores que han abierto negocios similares en torno a su tienda de la calle San Pablo. 

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