La Audiencia de Sevilla ha condenado a tres meses de cárcel a la secretaria de un bufete de abogados que, aprovechando su acceso a las cuentas bancarias, se hizo a sí misma transferencias por un importe de 23.494 euros entre septiembre de 2015 y noviembre de 2016.

La acusada Nuria V.M. se encargaba de todos los cobros y pagos del despacho, incluido el cumplimiento de las obligaciones fiscales, y desvió el dinero aprovechando la “especial confianza” que tenían en ella los socios del bufete y de la autonomía que le dieron, por lo que la sentencia le aplica la agravante de abuso de confianza.

También tiene en cuenta la atenuante muy cualificada de reparación del daño, pues antes incluso de que se incoara el procedimiento penal devolvió 47.000 euros. Además concurre la atenuante de confesión ya que la acusada “ha mantenido su versión hasta el momento del juicio, lo que ha facilitado extraordinariamente la labor de la administración de Justicia”.

Sin embargo, la Audiencia considera que otros 22.708 euros que reclama la Agencia Tributaria a los abogados por recargos fiscales no pueden achacarse a “la actividad delictiva de la acusada” sino más bien a su “deficiente desempeño profesional”, por lo que esa cantidad debe ser reclamada en otro procedimiento pero no en la vía penal.

El bufete ha sufrido otro contratiempo: acusó al esposo de la secretaria como “responsable a título lucrativo” al haber recibido en sus cuentas comunes las transferencias delictivas. Pero según la sentencia fue una acusación “temeraria” porque, a la fecha de la denuncia, la secretaria ya había devuelto 47.000 euros. Por tanto, el bufete pagará las costas judiciales de la defensa del marido.

Un cliente del despacho es absuelto de “concertarse” con la secretaria

La sentencia de la Sección Cuarta, a la que tuvo acceso este periódico, absuelve a Alfonso F.G., empresario a quien el bufete llevaba la contabilidad y asesoramiento fiscal, que también fue juzgado por haber recibido 28.150 euros que “no estaban justificados ni obedecían a deuda alguna”. Este empresario se enfrentó a 4 años y medio de cárcel que pidió la acusación particular para él.

Sin embargo, los magistrados dicen que no se ha demostrado “con la certeza que exige el Derecho penal” que se hubiese concertado con la secretaria para recibir ese dinero.

La acusada explicó su conducta porque el cliente “la tenía muy agobiada, ella tenía ‘una bola muy grande’, muchos embrollos, se lió y le hizo los pagos para que la dejara tranquila”.

Por ello, los magistrados no descartan que Nuria pretendiese “evitar que llegara a conocimiento de sus jefes el malestar del cliente y pudieran, entonces, descubrir los pagos y las transferencias que estaba realizando a sus cuentas corrientes” o que “simplemente fuese consecuencia de una nefasta gestión profesional”.