Las ventas de vehículos eléctricos e híbridos están aumentando en los principales mercados y ya son un 4,6 por ciento del total. Incluso en Europa, la cuota de estos vehículos alcanza ya el 10 por ciento. La proyección de la Agencia Internacional de la Energía es que la cuota del mercado global sea de entre el 10,9 y 19 por ciento en 2025.
Varios países, por otro lado, han lanzado ya su intención de eliminar gradualmente las ventas de los vehículos de combustión de los próximos 10 a 20 años, una tendencia impulsada por en la COP26.
Sin embargo, los consumidores no han tenido hasta ahora información fiable sobre el rendimiento a largo plazo de las baterías que utilizan estos vehículos lo que puede arrojar dudas sobre la sostenibilidad. Eso puede cambiar mediante una propuesta que garantizaría una durabilidad mínima de las baterías y que ha sido respaldada en el Foro Mundial para la Armonización de las Regulaciones de Vehículos respalda por la UNECE. Esta es la primera ocasión en la que a nivel internacional se pretende establecer un marco de regulación para el problema de la degradación de las baterías. En este foro ha participado países como Canadá, China, Japón, Corea, Reino Unido, Estados Unidos o la Unión Europea.
El objetivo es que los fabricantes certifiquen que las baterías instaladas en sus vehículos electrificados pierdan menos de un 20 por ciento de su capacidad inicial al cabo de cinco años o 100.000 km, así como menos de un 30 por ciento en ocho años o 160.000 km. Esta propuesta podría llegar a las legislaciones nacionales en 2023.
Toyota están superando ya la habitual garantía del 70 por ciento de capacidad al cabo de siete u ocho años que están ofreciendo, por lo general, los fabricantes de automóviles en la actualidad; en tanto que en las primeras informaciones sobre el bZ4X, su futuro SUV eléctrico, ha anunciado que su batería retendrá un 90 por ciento de su capacidad tras diez años de uso o 240.000 km.
La incorporación a la legislación de una degradación mínima evitaría la utilización de baterías de baja calidad, con el consiguiente aumento de la confianza de los consumidores y un mejor balance medioambiental más allá de sus bajas emisiones. Además, asegurar una mayor durabilidad de estos acumuladores rebajaría la presión sobre las materias primas necesarias para su producción y reduciría los problemas originados por los elementos que no pueden ser sujetos a reciclado.
No obstante, en este sentido también se está avanzando a pasos agigantados y esta misma semana la firma sueca Nothvolt ha hecho pública la producción de su primera celda de batería con níquel, manganeso y cobaltos 100 por ciento reciclados. De hecho, comunicó que se ha utilizado "un tratamiento hidrometalúrgico de baja energía que implica el uso de una solución acuosa para aislar los metales y separarlos de las impurezas”. “El proceso de reciclaje puede recuperar hasta el 95 por ciento de los metales en una batería a un nivel de pureza a la par con el material virgen fresco”, explicaron fuentes de Northvolt.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios