El Volvo actualiza el XC90 con cambios que le acercan al EX90

El SUV de siete plazas de Volvo con motores de combustión, el XC90, se renueva. Lo hace recibiendo algunas modificaciones en su aspecto que, según la marca, en algunos casos muestran "nuestra transición continuada hacia la electrificación total e incorpora elementos de nuestros vehículos más nuevos y totalmente eléctricos". En definitiva, su aspecto se asemeja más al del EX90, el que vendría a ser su equivalente eléctrico.

Con todo, lo más significativo parece estar de puertas a dentro de este modelo de 4,95 m de largo, donde se beneficia de la experiencia de usuario de los nuevos EX30 y EX90. Así, dispone de una pantalla táctil central más grande, de 11,2", y con mayor resolución. Esta también se abre a nuevas funciones, aplicaciones y admite actualizaciones inalámbricas del software periódicas.

Entre la oferta de motores se mantiene un sistema híbrido enchufable, el de la versión T8 de 455 CV y 709 Nm, sobre el que Volvo pone específicamente el foco. Este ofrece más de 70 km de autonomía eléctrica con una sola carga en el ciclo de pruebas WLTP gracias a una batería de 17 kWh que admite recargas con corriente alterna.

Según la marca, su gama ofrece un considerable equilibrio entre híbridos enchufables y eléctricos, lo que se adecúa para un entorno en el que los primeros "siguen siendo fundamentales para nuestros planes de aumento de ventas y beneficios en los próximos años". De hecho, aunque Volvo fue una de las marcas que con mayor firmeza se comprometió a vender sólo eléctricos a partir de 2030, la desaceleración del mercado de este tipo de coches podría llevar a que actuase con más flexibilidad y mantuviese los híbridos enchufables aún unos años más, dependiendo de cómo actúe la demanda de unos u otros.

Las otras versiones disponibles para el XC90 son la B5 y B6, que emplean un 2,0 litros de gasolina de 250 y 300 CV, en ambos casos microhibridado con una arquitectura eléctrica de 48 voltios y como, en el PHEV, combinados con una caja de cambios automática y la tracción total.

Con un radar y una cámara delantera, el XC90 puede detectar desviaciones hacia el carril contrario y volver al carril para evitar el riesgo de una colisión. También puede reducir las salidas de la vía y evitar, con la ayuda de freno y dirección, atropellos o colisiones con otros vehículos.

En otro orden de cosas, Volvo afirma haber mejorado la amortiguación, de modo que cada amortiguador puede adaptarse a las condiciones de la carretera para optimizar tanto el confort como la estabilidad; si bien existe la opción de una suspensión neumática opcional. Esta puede trabajar para mejorar la aerodinámica o el acceso a este SUV, rebajando su altura; o ampliarla para discurrir por terrenos accidentados. Respectivamente, puede perder 2 o ganar 4 cm respecto a la posición estándar. Asimismo, Volvo ha mejorado el aislamiento del habitáculo para reducir el ruido aerodinámico o de rodadura.

El rediseño del XC90 también afecta al salpicadero, más horizontal y con paneles decorativos fabricados a partir de materiales reciclados con un acabado más texturizado. En él se sitúan los nuevos difusores de aire verticales, mientras que la iluminación ambiental se ha mejorado, ha crecido el número de espacios de almacenaje con un posavasos más y se ha situado el cargador inalámbrico del teléfono separado del área de almacenamiento principal. Asimismo, el equipo de sonido de serie puede reemplazarse por uno firmado por Bowers & Wilkins.