Cameron considera "injustificable e injustificado" el 'Domingo Sangriento'
El primer ministro británico pide perdón por la matanza de 14 civiles en Londonderry al presentar la investigación del negro episodio del conflicto norirlandés 40 años después
El primer ministro británico, David Cameron, consideró ayer "injustificada e injustificable" la matanza de civiles conocida como Bloody Sunday (Domingo Sangriento) y pidió perdón casi cuatro décadas después por este negro episodio del conflicto en Irlanda del Norte.
"Las conclusiones de este informe son absolutamente claras. No hay duda. No hay nada equívoco. No hay ambigüedades. Lo que sucedió en el Bloody Sunday fue injustificado e injustificable", afirmó Cameron ante el Parlamento al presentar las conclusiones de la investigación judicial más larga y costosa de la historia británica.
"Algunos miembros de nuestras fuerzas armadas actuaron de manera equivocada", agregó el primer ministro. "El Gobierno es, en última instancia, responsable por la conducta de las Fuerzas Armadas. Y por eso, en nombre del Gobierno -y de nuestro país-, lo siento profundamente", dijo.
Las palabras de Cameron fueron recibidas con vítores y aplausos en Londonderry, escenario de ese Domingo Sangriento, donde miles de personas siguieron su declaración a través de una pantalla gigante erigida en la plaza del Ayuntamiento.
La comisión presidida por el juez Mark Saville investigó durante 12 años y en base a 2.500 testimonios los trágicos acontecimientos del 30 de enero de 1972, cuando un grupo de 21 militares británicos mataron a 13 católicos e hirieron a otros 14 -uno de ellos murió meses después- al disparar contra los participantes en una marcha a favor de los derechos civiles en Londonderry, la segunda ciudad más importante de Irlanda del Norte.
Los familiares de las víctimas -varias decenas de los cuales rehicieron ayer en silencio y con fotos en blanco y negro de sus seres queridos el letal recorrido de la manifestación-, y los soldados tuvieron acceso horas antes al informe final, que tiene un total de 5.000 páginas en 10 volúmenes.
En sus conclusiones, los investigadores afirman que el primer tiro fue disparado por los militares británicos "como resultado de una orden (...) que nunca debió ser dada" y sin previo aviso a los manifestantes, y que ninguna de las víctimas estaba armada o "planteaba una amenaza de muerte o de lesión" a los soldados.
La comisión Saville estima sin embargo que la acción no fue ni premeditada ni planeada, pero que a posteriori muchos de los soldados "hicieron intencionadamente declaraciones falsas para justificar sus disparos".
Una primera indagación del caso realizada por el juez John Widgery menos de tres meses después de los hechos, exoneró de responsabilidad a los militares, alegando que respondieron a disparos de los manifestantes, a pesar de que no se encontró ningún arma y que ninguno de los soldados resultó herido.
En 1998, el primer ministro británico Tony Blair encargó esta segunda investigación que debía estar terminada inicialmente en 2005 y cuya factura final ronda los 200 millones de libras (240 millones de euros).
Las conclusiones de este informe, que serán estudiadas con detenimiento en Irlanda del Norte, podrían avivar las tensiones en una provincia donde las comunidades católica y protestante no están aún totalmente reconciliadas.
El Bloody Sunday fue uno de los episodios clave en el conflicto entre católicos independentistas y protestantes unionistas que dejó más de 3.500 muertos durante tres décadas y que concluyó con el acuerdo de paz del Viernes Santo en 1998.
"Fortaleció al Ejército Republicano Irlandés (IRA) Provisional, aumentó el resentimiento nacionalista y la hostilidad hacia las Fuerzas Armadas y exacerbó el violento conflicto en los años posteriores", señala el informe. "El Bloody Sunday fue una tragedia para los familiares de las víctimas y los heridos, y una catástrofe para Irlanda del Norte", concluye.
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