Fallece el número tres de la revolución cubana

El vicepresidente Juan Almeida muere a los 82 años de parada cardiorrespiratoria y el Gobierno de La Habana rescata su legendaria frase: "¡Aquí no se rinde nadie!"

Almeida, junto a los hermanos Raúl y Fidel Castro (de izda. a dcha.), durante un acto en La Habana el año 1996.
Almeida, junto a los hermanos Raúl y Fidel Castro (de izda. a dcha.), durante un acto en La Habana el año 1996.
Agencias / La Habana

13 de septiembre 2009 - 05:03

La Revolución cubana ha perdido a uno de sus protagonistas históricos, Juan Almeida Bosque, combatiente junto a Fidel y Raúl Castro, fiel entre los fieles y que ocupó durante décadas algunos de los más altos cargos en el Estado y el Partido Comunista.

Almeida, que tenía 82 años y era el rostro negro del sistema, falleció de una parada cardiorrespiratoria, según el comunicado del buró político del Partido Comunista que hicieron ayer público los medios cubanos, todos oficiales.

Los diarios Granma y Juventud Rebelde, únicos que se editan en la isla en papel, aparecieron ayer impresos solo con tinta negra y con la portada dedicada al hombre que nunca se separó de Fidel Castro y fue considerado un fiel entre los fieles.

La jornada del domingo ha sido declarada de luto oficial entre las ocho de la mañana y las ocho de la noche, y ayer ya pudieron verse algunas banderas ondeando a media asta, mientras que figuras del régimen expresaron su pesar por el fallecimiento de Almeida.

El ministro de Cultura, Abel Prieto, dijo a Efe que se trata "sin ninguna duda (de) una gran pérdida", y resaltó que el comandante es "una de las grandes figuras de la revolución".

Miembro del Buró Político del Partido Comunista y vicepresidente del Consejo de Estado, se le consideraba número tres en la jerarquía revolucionaria, que no siempre coincide con la jerarquía política, pues teóricamente el siguiente en la línea sucesoria tras Fidel y Raúl Castro es el vicepresidente primero Manuel Machado.

El comandante Almeida, inseparable de su uniforme verde olivo que lo identificaba como héroe revolucionario, fue siempre un hombre discreto, alejado de los focos y la atención mediática, pero los analistas coinciden en señalar su peso como mediador dentro del régimen y su carácter de intocable.

En los últimos años, sus únicas apariciones públicas eran para recibir a los embajadores acreditados en La Habana.

Los medios oficiales recordaban ayer su origen como un obrero albañil, segundo de una familia de doce hermanos, que se sumó a la lucha revolucionaria ya desde 1952, y en los 57 años transcurridos desde entonces "estuvo siempre en la primera línea de combate junto al Jefe de la Revolución". A Almeida se le atribuye la frase "Aquí no se rinde nadie", que al parecer dijo cuando los guerrilleros cubanos desfallecían en las montañas de Sierra Maestra poco después de su desembarco en 1956 para luchar contra el régimen de Batista.

"Recordando a Juan: Aquí no se rinde nadie, por difícil que sea la batalla", dijo ayer el jefe del Parlamento, Ricardo Alarcón, en un acto en protesta por los 11 años de encarcelamiento en EEU de cinco agentes cubanos, condenados bajo cargos de espionaje.

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