La cumbre Rusia-UE confirma que el desencuentro es enorme
Los desacuerdos se mantienen en temas políticos y, sobre todo, en los asuntos energéticos
El presidente ruso Dimitri Medvedev condenó los intentos de la Unión Europea de reforzar sus relaciones con las ex repúblicas soviéticas, en una cumbre en el extremo oriental ruso que concluyó ayer sin resolver las diferencias, particularmente sobre temas energéticos.
La cumbre de Jabarovsk, hasta ahora la ciudad más al este que se haya escogido para este tipo de encuentros, estaba destinada a acercar posiciones entre la UE y Rusia tras la crispación de las relaciones por la guerra en Georgia de 2008 y por la crisis del gas entre Moscú y Kiev, que dejó a parte de Europa sin suministro durante el pasado invierno.
Las sonrisas y las declaraciones de admiración sobre la belleza de esta remota ciudad no lograron esconder las discrepancias, en especial sobre el acuerdo de Asociación Oriental que lanzó la UE en Praga a principios de mes con seis ex repúblicas soviéticas.
El presidente checo Vaclav Klaus, que ocupa la Presidencia rotativa de la UE, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el jefe de la diplomacia del bloque, Javier Solana, trataron de tranquilizar a Rusia sobre este acuerdo, sin embargo Medvedev sostuvo que algunos de los Estados parte lo "ven como una asociación antirrusa". "Lo diré de manera simple. Intentamos convencernos a nosotros mismos -dijo Medvedev- pero no lo logramos".
En cuanto a la Carta de Energía, adoptada en 1991 para integrar a los sectores energéticos de la ex URSS y de Europa del Este, Rusia considera que debe ser reemplazada por otro acuerdo en la materia. Los líderes europeos dijeron que estaban dispuestos a escuchar las propuestas rusas sobre el tema, pero que no era necesario desechar el actual acuerdo.
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