La muerte de tres civiles argelinos en un presunto ataque marroquí eleva la tensión bélica
Conflicto en el Sáhara
Argelia acusa a Marruecos de bombardear con un dron a dos camiones
Argelia responsabiliza a Marruecos del cierre del gaseoducto del Magreb
Argel/La tensión bélica se disparó este pasado miércoles en el norte de África después de que la presidencia argelina confirmara los rumores que circulaban desde el martes y denunciara que un presunto avión de combate marroquí no tripulado (dron) mató a tres civiles argelinos que se desplazaban en dos camiones a lo largo de unas carreteras del desierto que cruzan la antigua colonia del Sáhara Occidental.
En un comunicado difundido a media tarde, el palacio presidencial de Al Muradia subrayó que los camioneros fueron "cobardemente asesinados" en un "bárbaro bombardeo" y advirtió de que este acto hostil "no quedará sin castigo".
"El 1 de noviembre de 2021, mientras el pueblo argelino celebra con alegría y serenidad el 67 aniversario del estallido de la gloriosa Revolución de Liberación Nacional, tres ciudadanos argelinos fueron asesinados cobardemente por un bárbaro bombardeo contra sus camiones en el enlace Nuakchott-Uargla, una ruta natural de comercio entre los pueblos de la región", afirmó.
"Varios factores apuntan a que las fuerzas de ocupación marroquíes en el Sahara Occidental cometieron con armamento sofisticado tan cobarde asesinato a través de esta nueva manifestación de brutal agresividad característica de una conocida política de expansión territorial y de terror", subrayó antes de advertir que "su asesinato no quedará sin castigo".
Por su parte, el gobierno marroquí, hasta este jueves, no había ni confirmado ni desmentido el incidente, que según testigos consultados no es el primero y que eleva a cotas no conocidas en décadas la temperatura bélica en la frontera sur de Europa.
Mauritania, tercer país involucrado de forma tangencial en el presunto ataque, lo desmintió el martes y tras la denuncia argelina guarda silencio.
Un año de combates en el Sáhara Occidental
La tensión es especialmente alta en la antigua colonia española desde que hace un año el Ejercito marroquí penetrara en el área desmilitarizada de Guerguerat para desmantelar una sentada de civiles saharauis que protestaban contra el uso comercial que hacen de este paso fronterizo Marruecos y Mauritania, pese a que se trata de una zona en disputa sujeta como el resto del Sáhara Occidental al proceso de descolonización de la ONU.
Un días después, el Frente Polisario anunció que consideraba roto el alto el fuego firmado en 1991 con la mediación de la ONU y el inicio de acciones de hostigamiento a lo largo del muro construido por Marruecos, considerado el más largo del mundo.
Desde entonces, el ministerio de Defensa de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) ha emitido centenares de "partes de guerra" e informado de varias víctimas en los dos bandos enfrentados, entre el silencio de Rabat, que niega que exista una guerra.
En este contexto, y presionado por Estados Unidos y la parte de la Unión Europea, Maruecos aceptó este septiembre el nombramiento de Staffan de Mistura como nuevo enviado especial de la ONU para el referéndum del Sáhara Occidental, puesto que estaba vacante desde hace más de dos años por las maniobras de Rabat, que en mayo se había opuesto al diplomático italosueco después de que lo aceptara el Polisario.
La semana pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó ampliar el mandato de la Misión de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental (Minurso), en una resolución que rechazaron tanto Argelia como el Frente Polisario al considerar que socavaba el proceso para el referéndum de autodeterminación y reforzaba las tesis de Marruecos, que ya ha anunciado que no está dispuesto a negociar la posible independencia.
El Polisario advirtió, además, que en estas condiciones el nuevo documento de Naciones Unidas no le dejaba otra alternativa que "seguir con la lucha armada".
Ruptura de relaciones
Con el conflicto cada vez más deteriorado, Argelia avanzó un paso más en agosto en su estrategia para aislar a Rabat en el norte de África y recuperar la influencia perdida en el Sahel durante los seis años que duró la enfermedad del entonces presidente Abdelaziz Buteflika y la lucha por el poder entre las distintas ramas del Ejército, que domina el país desde la independencia de Francia.
Argel anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Rabat, al que acusó de azuzar el terrorismo en Argelia a través de la conexión de sus servicios secretos con el movimiento independentista cabil y de desestabilizar la región y el mundo árabe al normalizar las relaciones con Israel.
La consecuencia más directa fue el cierre del Gasoducto Magreb Europa (GME), que desde hace 25 años abastecía a España y Portugal a través de territorio marroquí. Una decisión geoestratégica meditada y de largo recorrido de la que, según dijo el lunes el enviado especial de la presidencia argelina para el Sáhara Occidental y el Sahel, Amar Belani, no va a dar marcha atrás, como ocurrió con la decisión sobre la frontera común, cerrada desde 1994.
Reacción marroquí
El portavoz del Gobierno de Marruecos, Mustafa Baytas, dijo finalmente este jueves que su país se aferra "al respeto de los principios de buena vecindad" con todos sus vecinos.
"En cuanto a la vecindad, Marruecos tiene un respeto muy escrupuloso a los principios de buena vecindad con todos", se limitó a decir Baytas durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno semanal tras ser preguntado por la mayoría de los periodistas sobre la actual tensión con el país vecino.
El ministro marroquí insistió, por otra parte, en que cualquier comentario o reacción sobre las cuestiones relacionadas con la diplomacia marroquí y las relaciones internacionales compete al ministro de Exteriores hacerlos cuando se produzcan.
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