AIG vende 'Jesús atado a la columna', de Valdés Leal, por 95.000 euros

La empresa de arte de Cajasol consigue en su subasta de otoño mejores resultados que en la convocatoria anterior · La tabla de la escuela hispanoflamenca 'Virgen de la leche' fue una de las piezas más disputadas

Momento de la puja por la obra de Valdés Leal, considerada la pieza estrella de esta subasta.
Momento de la puja por la obra de Valdés Leal, considerada la pieza estrella de esta subasta.
Braulio Ortiz / Sevilla

22 de noviembre 2012 - 05:00

Arte, Información y Gestión (AIG) ha logrado sortear en su última subasta los malos presagios de la crisis. La cita de ayer en el Centro Cultural Cajasol registró un mayor número de pujas que en la convocatoria previa: se vendieron el 30% de los lotes y se obtuvieron unos 300.000 euros, una cifra sensiblemente superior a los 250.000 euros de la anterior ocasión. Un balance esperanzador en el que juega un papel destacado la adquisición por parte de un comprador anónimo de la pieza estrella, la obra Jesús atado a la columna, de Juan de Valdés Leal, adjudicada por su precio de salida, 95.000 euros. La pintura es una composición inédita del maestro sevillano, en cuya catalogación ha participado el profesor Enrique Valdivieso, y que se puede fechar hacia 1670, en la etapa de mayor plenitud creativa de su autor.

Aunque desde la firma de arte de Cajasol se desconocía anoche la identidad del comprador y cuál será el destino del cuadro, los organizadores de la subasta tenían el pálpito de que el lienzo conseguiría vencer la falta de movimiento que afecta al sector del arte por culpa de la situación económica. El óleo, que representa el pretorio de Pilatos donde se flageló a Cristo y en el que destaca el contraste entre la oscuridad de la atmósfera y la luminosa serenidad con la que Cristo parece aceptar su sacrificio, suponía, como apunta Carmen Aranguren, la directora de AIG, "una inversión, porque es una obra de una calidad enorme y porque Valdés Leal tiene todavía un recorrido internacional en el mercado del arte, algo que es difícil con otros autores del Barroco sevillano como Zurbarán o Murillo, que son más conocidos en el extranjero".

En esta subasta en la que sus promotores hablaban de precios "propios de un tiempo de crisis" no tuvieron sin embargo la misma suerte otras piezas que se ofrecían como oportunidades excepcionales, como era el caso de Los desposorios místicos de Catalina de Siena, considerada la cumbre en la trayectoria pictórica de Sebastián Llanos Valdés y que salía a la venta por 70.000 euros, y el San Pedro de Luis Tristán, uno de los trabajos que más llamaba la atención en el apartado de pintura antigua. Sí encontraron quien pujara por ellos Las bodas de Caná, de Matías de Arteaga, para Aranguren "una pequeña joya" que se incorporará a los fondos de una importante colección madrileña y se compró por 6.000 euros; el San Antonio de Padua con el niño, una de las varias representaciones de este santo que reserva la producción de Luca Giordano, que se adjudicó por 20.000 euros, y la Virgen de la leche, tabla de la escuela hispanoflamenca que formó parte de la colección del duque de Osuna y que suscitó el mayor interés de la jornada, ya que tras diferentes pujas superó el doble del precio inicial y pasó de 8.000 euros a 19.000.

Pese a ser una de las pinturas más curiosas del catálogo, el díptico La buena y la mala muerte del duque de Montpensier, de José María Romero, dos lienzos en los que el autor recreaba versiones contrarias de los últimos momentos del noble, no formó parte de las adquisiciones realizadas durante la subasta.

En el capítulo de arte contemporáneo, las obras que mayor expectación despertaron fueron La máscara, de Francisco Farreras, y el Busto de Joven, de Claudio Bravo, una de las propuestas que más aumentó su precio. Una Barca de Félix de Cárdenas, un tríptico de Pepe Espaliú y una Santa Lucía de Guillermo Pérez Villalta se quedaron finalmente sin comprador.

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