El pintor Alberto Donaire muestra diez años de trabajo en la Casa de la Provincia

Alberto Donaire es un pintor al que le gustaría "accionar una palanca dialéctica que hiciera rodar y despeñarse este dudoso aparato especulativo que se ha dado en llamar Arte Contemporáneo", según asegura él mismo en el catálogo de Vía Ab-Lata, la exposición que desde mañana y hasta el próximo 21 de enero mostrará en la Casa de la Provincia parte de la obra que ha venido creando durante los diez últimos años.

Nacido en Ubeda en 1962 y reubicado en Sevilla en la adolescencia, Donaire ha experimentado una curiosa trayectoria en el terreno de las artes plásticas. Se formó en la Facultad de Bellas Artes de la Hispalense, aunque no terminó la carrera, y comenzó a darse a conocer realizando instalaciones y proyectos de land art. Sin embargo, "en los 90 empecé a dudar de la solidez de esos procesos, del desprecio por la técnica y la belleza y busqué fundamentos en el pasado, en los clásicos", dice.

Donaire achaca el cambio a su estrecha relación con la naturaleza -por aquella época trabajaba como ayudante de campo en el Parque Nacional de Doñana-, que finalmente lo llevaría a fijar su residencia en Villamanrique de la Condesa. "Estamos rodeados de expresiones de dolor, desesperanza y fracaso. Yo creo en la trascendencia del ser humano y lo muestro abiertamente y sin pudor", asegura.

Mientras algunos definen su trayectoria con el término involución, él reivindica prácticas como el encargo -"me hace feliz someterme a unos parámetros y buscar mi libertad en ellos", afirma- y se sumerge en el estudio del pasado. "No sé si soy artista, pero, rotundamente, soy pintor. Conozco el oficio, la técnica. Con la Revolución Francesa se perdió el sistema de gremios y con él el conocimiento que la academia no podía dar, así que he investigado en la utilización de pigmentos naturales, los óleos resinosos, la preparación de lienzos y colores siguiendo sistemas tradicionales", explica.