Cannes 2013: sin noticias de España
Mañana arranca la 66 edición del Festival de Cannes con los nuevos filmes de Gray, Denis, Jarmush, Zhang-ke o Lanzmann y sin presencia del cine español en ninguna de sus secciones.
El pasado miércoles, justo el día en el que Alex Ferguson anunciaba su retirada del banquillo del Manchester United tras 26 años en el cargo, Gilles Jacob, responsable del Festival de Cannes desde 1978, daba a conocer también que la edición de 2015 sería la última bajo su mando, todo un acontecimiento que marcará la agenda de ésta y las dos próximas ediciones en busca de una nueva figura-guía de referencia.
Con el recuerdo vivo de los poco estimulantes premios del año pasado (Michael Haneke, Cristian Mungiu, Carlos Reygadas), también con la sospecha de que su palmarés cada vez resulta más intercambiable con el de los Oscar, los Globos de Oro, EFA y demás fiestas de temporada, la Sección Oficial de 2013 deja un cierto regusto amargo más por las ausencias que por las presencias; y es que uno hubiera querido ver ahí a Godard y su Adieu au langage en 3D, o, si me apuran, al non grato Lars von Trier, que muy astutamente anunciaba estos días el estreno de Nymphomaniac. Del primero nos contentaremos, al menos, con un nuevo corto, Les trois desastres, y del segundo se echarán de menos sus ruedas de prensa.
Haciendo verdaderos equilibrios para no perder el rumbo de la geopolítica del cine global y su cada vez más previsible línea editorial, Cannes 2013 sigue apostando por el duelo entre el cine norteamericano y el francés con un poco de Europa y de cines del mundo en los márgenes.
The Inmigrant, de James Gray, es uno de los títulos más esperados del año. Protagonizado por Joaquin Phoenix y Marion Cotillard, el filme regresa a los años 20 para insuflar nuevos aires y texturas al retro melancólico. Steven Soderbergh, que nunca termina de retirarse por más que lo anuncie, trae su TV movie Behind the candelabra, retrato de Liberace protagonizado por un insólito Michael Douglas. Instalado ya en el cine norteamericano, el danés Winding Refn repite con Ryan Gosling en Only God forgives tras el desmesurado éxito de Drive. La nueva cinta de los Coen (Inside Llewyn Davis) está ambientada en el círculo del folk neoyorquino de los 60, mientras que otro asiduo cannois, Alexander Payne, se ha tomado poco tiempo para tener a punto Nebraska, en la que regresa a la Norteamérica interior junto a Bruce Dern. Por suerte para sus seguidores, a última hora Cannes anunciaba también la presencia en competición de la nueva cinta de Jim Jarmusch, Only lovers left alive, una personal visita al universo vampírico protagonizada por la no menos vampírica Tilda Swinton.
La cuota europea la cubren el italiano de la casa Paolo Sorrentino, al que la muerte de Andreotti le ha hecho un gran favor para que todos recuperen Il Divo para promocionar La Grande belleza, y el holandés Alex van der Wanderman, que trae Borgman. Bandera francopolaca tiene Venus in fur, la nueva cinta de Polanski, un bis a bis de interior entre Emmanuelle Segnier y Mathieu Amalric, y una mínima, insignificante participación española tiene lo último del francés Abdel Kechiche, La vie d'Adèle. Italia y Francia participan del primer filme europeo (Le Passé) del iraní Asghar Farhadi, quien tras el éxito de Nader y Simin, una separación, parece dispuesto a lanzarse a la fórmula transnacional que, esperemos, no desvirtúe su buen hacer en tierra propia.
ADN cien por cien francés tienen Jeune & Jolie, del cada vez más adocenado François Ozon, la esperada nueva entrega del siempre estimulante y generoso Arnaud Desplechin, Jimmy P., con Benicio del Toro y Mathieu Amalric en una institución psiquiátrica norteamericana tras la Segunda Guerra Mundial, Michael Koolhaas, de Arnaud Des Pallières, y Un chateau en Italie, de Valeria Bruni-Tedeschi, un drama familiar protagonizado por ella misma y Louis Garrel.
Y desde la periferia, en fin, se rehabilita a tres pesos pesados del cine asiático, el chino Jia Zhang-ke (A touch of sin) y los japoneses Hirokazu Kore-eda (Like father, like son) y Takashi Miike (Shield of straw), a los que acompañan desde África el cineasta de Chad Mahamat-Saleh Haroun (Grigris) y desde Latinoamérica el escabroso mejicano Amat Escalante (Heli), nombres que completan la selección que tendrá que valorar el jurado exclusivo de cineastas y actores presidido por Spielberg y en el que estarán Ang Lee, Naomi Kawase, Cristian Mungiu, Lynne Ramsay, Nicole Kidman, Daniel Auteuil y Christoph Waltz.
Se verán copias restauradas de Cleopatra, Hiroshima mon amour, Los paraguas de Cherburgo, Charulata, La bella y la bestia o Tarde de otoño, el último Ozu, y en Un certain regard, Quinzaine y pases especiales, las nuevas cintas de Claire Denis, Sofia Coppola, Rithy Panh, Lav Díaz, Serge Bozon, Ari Folman, Johnnie To, Stephen Frears, Baz Luhrman o Claude Lanzmann.
No busquen en ningún sitio cine español, tema para una seria y profunda reflexión, prueba definitiva de un ostracismo que nada tiene que ver con la crisis y otras coyunturas (compárese con Portugal, Grecia o Rumanía), fracaso colectivo de una cinematografía nacional que invita a recordar con nostalgia aquellos tiempos en los que Rabal y Landa subían merecidamente y sin complejos al escenario de la sala Lumière.
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