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Cultura

Flamenco fuera de la zona de confort

  • Creadores como Niño de Elche, Belén Maya, Ana Morales, Olga Pericet y Daniel Casares investigan en el Flamenco Festival de Londres cómo ampliar el lenguaje de su arte.

"Aunque no he escuchado ni un ole sé que habéis estado tan a gusto como yo. Así que vamos a terminar por bulerías de Dani Alonso de Pony Bravo", comenta a su público Niño de Elche durante la presentación en Londres del disco Voces del Extremo. En el concierto, coproducido por el Instituto Cervantes de Londres y el Flamenco Festival que dirige Miguel Marín, Niño de Elche, Raúl Cantizano (guitarra) y Darío del Moral (bajo y sintetizadores) maravillaron y sorprendieron con su propuesta a las 200 personas, entre ellas Arca, un colaborador habitual de Björk, que agotaron el aforo del Lilian Baylis Studio (la sala B del Sadler's Wells). Paco (Niño de Elche), de tantos bises como le pidieron, se animó a cantar uno de los temas de su espectáculo de 2011 Vaconbacon, dedicado al célebre pintor inglés cuyas rutas desenfrenadas por los bares del Soho pretendió emular con sus compañeros el viernes por la noche. "Pero más allá de cantar en un bar que Bacon frecuentaba y ahora es un karaoke, no pude tomarme ni una cerveza porque necesito cuidarme mucho antes de cada concierto", refirió con humor.

Como Niño de Elche, también Belén Maya ha vivido una semana muy intensa en la capital británica antes de regresar volando a Jerez, en cuyo festival presentó ayer su espectáculo Romnia. Ella ha sido la protagonista de la residencia creativa que el Flamenco Festival ha hecho posible este año con el apoyo de la Embajada española en Reino Unido y en la que la bailaora y coreógrafa trabajó junto al pintor Patricio Hidalgo y el compositor Frank Moon. "Mi corazón y el del Festival están aquí, en estos procesos creativos", corrobora Miguel Marín, cuya apuesta por favorecer estos laboratorios de ideas se puede rastrear en una programación que ha reservado sus fechas más fuertes, el último fin de semana, a los nuevos creadores, como los ya citados, la bailaora cordobesa Olga Pericet y el gaditano Marco Flores, o como el malagueño Daniel Casares, cuyo encuentro con el contrabajista israelí Adan Ben Ezra, todo un fenómeno en Youtube, fue uno de los momentos más emocionantes de la gran cita anual de Londres con el flamenco. También el jerezano Manuel Valencia ha disfrutado de este escaparate único con el recital de guitarra que el miércoles apadrinó, al igual que la residencia creativa de Casares y Ben Ezra, el Instituto Cervantes de Londres.

La Bienal de Sevilla es otra de las instituciones referenciales del género que colabora y coproduce con el Flamenco Festival. La directora general del Ayuntamiento de Sevilla, Isabel Ojeda, valora positivamente este intercambio que no sólo ha posibilitado llevar a los Giraldillos de 2014 a la principal casa de danza londinense, el Sadler's Wells, sino que se expandirá a lo largo del tiempo porque su intención es que la Bienal apueste por los procesos y, como añade su director, Cristóbal Ortega, "acompañe cada vez más las carreras de los artistas".

"Me parece esencial poner el acento en los procesos de creación de los artistas para regenerar el festival", explica Isabel Ojeda. "Quiero que la Bienal no se vea sólo como un escaparate de contenidos y un espacio receptor de propuestas que se muestran entre septiembre y octubre, sino que se entienda también como un lugar de arrastre y de creación de contenidos. Urge favorecer los procesos y asumirlos como un laboratorio real de ensayo y error del que a lo mejor no tiene por qué salir nada", añade.

"Gracias a los procesos creativos", recalca por su parte Belén Maya, "los artistas podemos investigar y experimentar cómo funcionan ideas que tal vez desarrollaremos más adelante, pero tal vez no. Y es importante que esto se dé en un ámbito internacional y fuera de nuestra zona de confort porque eso nos permite atrevernos a romper los códigos establecidos, que en el flamenco son muchos".

Belén Maya habla cargada de experiencia. El Flamenco Festival le ha brindado la posibilidad de desarrollar durante una semana en Londres una residencia creativa con un pintor al cual conocía pero con el que no había trabajado antes, Patricio Hidalgo, y con un músico electrónico británico al que ni siquiera conocía, Frank Moon, que suele colaborar con directores de cine y con la Royal Opera House de Londres. Ellos tres han investigado acerca de ideas como la rabia, la ira y la figura mitológica de Medusa. Movimientos, ritmos e imágenes sugerentes que los responsables de este proyecto compartido pudieron contrastar con el público en una presentación el sábado que incluyó un debate posterior muy animado. "Esto es una experiencia única que no se repetirá jamás, porque ahora este trabajo crecerá hasta convertirse en otra cosa, así que vamos a disfrutar, experimentar e improvisar", explicó Belén Maya en un impecable inglés a un auditorio lleno de bailarines de todo el mundo que la admiró cuando bailaba sobre la música electrónica de Moon con bata de cola negra mientras se rasgaba la camisa con una cuchilla de afeitar o cuando, pura delicadeza y vestida de blanco impoluto, convirtió su cuerpo en el tapiz sobre el que Hidalgo pintó en directo tramas vegetales, geometrías abstractas o torrenciales gotas de lluvia.

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