Euskal Barrokensemble | Crítica

Folclore reciclado

Miembros del Euskal Barrokensemble

Miembros del Euskal Barrokensemble / Noah Shaye

Enrike Solinís se rodea de reconocidos especialistas de la glosa en el terreno de la música antigua para un recorrido en torno a la música tradicional vasca, pero en el que caben danzas de Gervaise o un villancico y una antífona mariana de Juan de Anchieta, pilar de la polifonía en la corte de los RRCC. Las flautas de Vicente Parrilla, el violín de Miren Zeberio, el órgano de Daniel Oyarzábal, el contrabajo de Pablo Martín Caminero o los diversos instrumentos (estos sí del ámbito popular) de Mixel Etxekopar lo envuelven, acompañan, dialogan y juegan con sus cuerdas pulsadas, pero al final son estas las que acaban imponiéndose merced a un dominio del tempo y del ritmo musical y a una fantasía desbordante: sus glosas con una guitarra medieval al canto de la Sibila fueron, por su capacidad para la policromía y la riqueza dinámica, de las que no se olvidan.

Dominado por la melodía y el color, con ocasionales referencias orientalistas y al mundo medieval y renacentista, el concierto del conjunto vasco se apoyó en la implicación personal de sus miembros, en su capacidad para hacer pasar por espontáneo lo que indudablemente está muy trabajado. Del cuarteto vocal, aparte la naturalidad de Leire Berasaluze y la solidez conocida de David Sagastume y Daniele Carnovich, destacó la presencia de una histórica de la música antigua española, Maite Arruabarrena, que puso voz a la Sibila y desgranó con elegancia y gusto exquisitos la melancolía del Cantar de Urrutia.

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