Homenaje a la "americana más flamenca" en los 'Jueves' de Cajasol

El ciclo distingue la "entrega y dedicación a lo jondo" de Cristina Heeren y acoge un espectáculo con "los pilares" de la escuela

El guitarrista José Luis Postigo, el cantaor Calixto Sánchez y la bailaora Milagros Mengíbar, junto a Cristina Heeren.
El guitarrista José Luis Postigo, el cantaor Calixto Sánchez y la bailaora Milagros Mengíbar, junto a Cristina Heeren. / Belén
Sara Arguijo

09 de marzo 2017 - 08:30

Sevilla/"¿qué hace esta mujer aquí dándonos lecciones de flamenco?". Manuel Herrera, director del ciclo de los Jueves flamencos de Cajasol, admitió ayer en rueda de prensa que se hizo esta pregunta cuando hace tres décadas Cristina Heeren, una estadounidense apasionada por lo jondo, aterrizaba en Sevilla con la idea de poner en marcha una escuela profesional de arte flamenco.

En aquellos tiempos, esta ciudad no sólo miraba con recelo sus intenciones sino que partía de la ignorancia de creer que era imposible enseñar a cantar, bailar o tocar la guitarra, "porque esto -se decía- o se lleva o no se lleva dentro", recuerda ahora con cierta sorna Milagros Mengíbar, una de las artistas que forma parte del proyecto desde sus inicios.

"Cuando empezamos decían que el flamenco no se podía enseñar", recuerda Mengíbar

Nada de esto pareció asustar a la mecenas que, como recordaba ayer, se situó en primera fila de los recitales de entonces y propició después un encuentro con el que convencer a los mejores del momento para que se sumaran a la idea. Así, consiguió sustentar la escuela con los "pilares fundamentales del flamenco"; rememoró Herrera. Y de esta forma "la diosa de la escuela sevillana de baile", la citada Mengíbar, junto con los guitarristas Eduardo Rebollar y José Luis Postigo, los cantaores Calixto Sánchez y José de la Tomasa y maestros tristemente desaparecidos como Paco Taranto o Naranjito, entre otros, se convirtieron en impulsores de una metodología pionera y en referente mundial de la formación flamenca.

"De la Fundación Cristina Heeren se habla como si hubiera surgido de la noche a la mañana pero cuando empezamos los flamencos no sabían nada de técnica ni de literatura flamenca ni de nada. Lo más importante es que elaboramos un programa que hoy sigue funcionando", resaltó Calixto Sánchez, quien contó cómo entonces se recomendaba "una borrachera de dos días si querías aprender a cantar por bulerías".

Es decir, desde el punto de vista de Postigo, "un luchador anónimo" y verdadero ideólogo de la escuela, la verdadera contribución de este proyecto ha sido la puesta en marcha de "unos estudios integrales de flamenco cuando todos decían que estábamos locos". Y que "esto lo haya hecho una persona norteamericana, sin ninguna ayuda, sin ánimo de lucro y poniendo el dinero de su bolsillo como nadie ha hecho aquí", apostilló el cantaor de Mairena del Alcor.

Por eso, ahora que se ha cumplido el 20 aniversario de su creación, el ciclo Jueves flamencos reconoce "esta gran labor de mecenazgo, dedicación y entrega al flamenco" con un homenaje que, según explicó el director del mismo, "nace con la intención de distinguir en un futuro a otras entidades, instituciones o personalidades que trabajen en pro de lo jondo".

Concretamente el acto dará comienzo esta tarde a las 20:30 en la Sala Chicarreros con la entrega a Cristina Heeren de una distinción realizada por el escultor Jesús Gavira, tras la que se proyectará un breve documental sobre los 20 años de historia de la escuela y se llevará a cabo un espectáculo con los citados maestros fundacionales. "Lo que hacemos aquí es lo que mostramos en nuestras clases. En las mías, la escuela sevillana del baile. Nada de ruido, yo estoy ya para volar", explicaba Menjíbar.

En este sentido, el público podrá disfrutar con las guitarras de Eduardo Rebollar y el propio Postigo; el cante de Calixto Sánchez (malagueña, soleá, taranto y alegrías) y José de la Tomasa (las tarantas, soleares y bulerías) y las clásicas cantiñas con bata de cola y mantón de la bailaora, que estará acompañada por Rafael Rodríguez, Juan Reina y Manuel Romero. Además de un fin de fiesta "que acabará como tenga que acabar; con Cristina bailando, por ejemplo", bromearon todos.

Por su parte, Heeren se mostró "enormemente agradecida por el reconocimiento" y reivindicó la necesidad de que "el flamenco se entienda en su contexto cultural", con su historia, su ética y su estética. La mecenas estadounidense se mostró deseosa además de poder estrenar pronto la nueva sede de 1.500 metros cuadrados que la fundación, con un centenar de alumnos matriculados en la actualidad, está a punto de inaugurar en la calle Pureza, en el barrio de Triana.

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