Revolución a cuatro manos

Iberian & Klavier Piano Dúo | Crítica

Laura Sierra y Manuel Tévar en el Teatro Cajasol.
Laura Sierra y Manuel Tévar en el Teatro Cajasol. / P. J. V.

La ficha

Iberian & Klavier Piano Dúo

*** Temporada JJMM. Iberian & Klavier Piano Dúo: Laura Sierra y Manuel Tévar, piano a cuatro manos.

Programa: Sinfonías nº1 en do mayor Op.21 y nº3 en mi bemol mayor Op.55 Heroica de Beethoven (versiones para piano a cuatro manos de Hugo Ulrich).

Lugar: Teatro Cajasol. Fecha: Martes 29 de septiembre. Aforo: Casi lleno.

Una de las claves para entender el valor de las obras de arte a las que llamamos clásicas es la de rastrear su capacidad para generar interpretaciones, lecturas diversas de sus postulados. En música, los arreglos sirven a menudo como un buen señuelo para seguir su pista. De las sinfonías de Beethoven, por ejemplo, se han publicado decenas de arreglos camerísticos, desde el noneto al piano solo (¡Liszt, entre los ilustres!). Sólo para piano a cuatro manos hay varias ediciones, como la que hizo la editorial Peters del trabajo de Hugo Ulrich, un músico que nació en 1827, justamente el año de la muerte de Beethoven.

En este atípico otoño, Juventudes Musicales ha puesto en buenas manos la integral de estos arreglos: las de Laura Sierra y Manuel Tévar, esto es, Iberian & Klavier Piano Dúo, uno de las dos grandes formaciones de estas características que encontramos hoy en España (la otra es la de los malagueños hermanos Del Valle). El principio del ciclo (que tiene otras cuatro citas, la última el 16 de diciembre) reunió la dicharachera y tan haydniana con la revolucionaria 3ª, la Heroica, puede que la sinfonía más trascendente jamás escrita, por sus enormes implicaciones en el desarrollo del estilo musical a lo largo de todo el siglo romántico, al que le abre definitivamente la puerta.

Desde la contundencia con la que entendieron la introducción lenta de la a la frenética coda con que cerraron la Heroica, el Iberian & Klavier se paseó por Beethoven con tempi en general rápidos (más en la ), un fraseo de enorme fluidez, matices dinámicos no especialmente marcados, aunque usados muy intencionadamente en los momentos más expresivos de las obras (por ejemplo, la Marcha fúnebre de la Heroica) y un manejo de las tensiones que apenas dio respiro en la obra primeriza (el Andante arrancó delicadísimo y ¡lento!, pero enseguida se cargó de tensión; el minueto fue acaso más serio de lo que podría esperarse), pero que se relajó en algunos momentos de la más tardía, como en un arranque muy contenido, que pareció preparar con calma su tempestuoso desarrollo, un Scherzo contrastante, bastante distendido, y dejando la Marcha fúnebre como auténtico centro emocional no sólo de la obra, sino del concierto, que los intérpretes, conmovidos, dedicaron (incluida la propina, El cisne de Saint-Saëns) a la memoria del que fue su maestro, Julián López Gimeno, fallecido hacía poco más de 24 horas.

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