Cultura

Iron Maiden festejó en Sevilla sus cuatro 'feroces' décadas

  • La banda de heavy metal actuó anoche en el Estadio de la Cartuja ante unos 15.000 seguidores.

La gira mundial Book of Souls trajo anoche al Estadio de la Cartuja a una de las bandas que, hace ya más de cuarenta años, encabezaron la expansión internacional del heavy metal: Iron Maiden. Verdadera institución del género que acumula legiones de seguidores por todo el planeta, la formación que lideran Steve Harris y el vocalista Bruce Dickinson llegó anoche a Sevilla, donde presentó con furia y alegría ante 15.000 entregados seguidores su último disco, The Book of Souls, que incluye varios temas nuevos y pasa por ser el primer doble de su larga carrera.

Pese al intenso calor que sufre desde hace días la capital andaluza, los fans se entregaron por completo a una velada de verdadera locura musical que se prolongó hasta la medianoche y se cerró con el emblemático himno Wasted years. Había mucha expectación por escuchar de nuevo al grupo, que no recalaba en Sevilla desde octubre de 1998, cuando aún formaba parte de sus filas, que abandonó un año después, el mítico vocalista Blaze Bayley. En aquella ocasión el escenario estuvo ubicado en el velódromo de Dos Hermanas, donde se dieron cita más de 10.000 entusiastas.

La actuación de Iron Maiden en la Isla de la Cartuja, que comenzó sobre las 22:00, estuvo precedida por la de la banda de metal melódico The Raven Age, que actuaba como telonera. Como experimentaran Lugo y, antes, Lisboa, las recientes paradas de este tramo europeo de la gira, las descargas de vatios y luces fueron tan potentes como las de energía colectiva que los músicos británicos desataron entre un público uniformado con camisetas negras rotuladas con letras rojas, como mandan los cánones. En dos horas de concierto Iron Maiden repasó los temas de esta gira que es ya todo un éxito porque Book of Souls, su decimosexto álbum, se ha convertido en número 1 en una veintena de países, incluido España.

Si bien las canciones nuevas como If Eternity Should Fail, un tema de 8 minutos con acordes iniciales de spaguetti-western, o las más rockeras The red and the black y Speed of light hicieron vibrar a los fans, todos en la Cartuja esperaban que, como prometió Bruce Dickinson, sonara el material antiguo. La promesa se cumplió y clásicos como Children of the damned, con la potente batería de Nicko McBrain, Iron Maiden y la mítica Number of the beast incendiaron al personal en una velada donde la banda hizo resucitar en no pocas ocasiones a su mascota, el zombie Eddie.

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