Javier Fesser se basa en una historia real para su película sobre el Opus Dei

Aunque Javier Fesser no considera haber cambiado su esencia cinematográfica, ha sorprendido el giro al melodrama de su película Camino, ambientada en el entorno del Opus Dei y que el Festival de Cine de San Sebastián proyectó ayer en su Sección Oficial junto a la canadiense Maman est chez le coiffeur.

Tras comedias como El milagro de P. Tinto o La gran aventura de Mortadelo y Filemón, Fesser aduce a la pasión que arrastra la historia de Camino para adoptar un nuevo lenguaje en su cine, "que es el que requería" este cuento de amor y de muerte inspirado sólo en parte en la historia real de Alexia González-Barros.

La hija menor de una familia integrante del Opus Dei falleció en 1985 a los 14 años de edad tras una dolorosa enfermedad y actualmente está en proceso de canonización. Ella sirve de punto de partida para retratar a una niña de 11 años a la que se intenta inculcar el placer de la redención a través del dolor, en esta cinta que llega a las salas españolas el próximo 17 de octubre y que se ha hecho "desde el respeto y sin ambigüedades", defiende Fesser.

En los sueños de Camino, rodados con la ambición visual de sus anteriores trabajos, se conectan elementos contradictorios; la presión que ejercen sobre ella los dogmas impuestos por su familia y los sentimientos incontrolables que nacen en su interior, al enamorarse de Jesús, aunque, para desgracia de su madre, no del hijo de Dios sino de un niño de su misma edad.

Drama y familia se mezclan también en Maman est chez le coiffeur, de la suiza Léa Pool. El repentino abandono de su madre replantea el futuro de tres adolescentes durante el verano de 1966, en especial para Élise, obligada a tomar las riendas de la situación.