El poeta, ensayista y traductor francés Yves Bonnefoy, una de las grandes voces en la Francia contemporánea, murió el pasado viernes los 93 años, informó ayer el diario Le Monde. El autor fue conocido en sus inicios por su cercanía al surrealismo y al propio André Breton, aunque muy temprano, en 1947, se distanció del movimiento al considerar que renunciaba a la realidad por un mundo cerrado de símbolos herméticos.

Doctor Honoris Causa en numerosas universidades, entre ellas las de Oxford, Chicago o Siena, Bonnefoy sonó con frecuencia como candidato al Nobel por su obra poética pero también por su labor como crítico de arte y traductor, que lo llevó a pasar al francés las grandes obras de teatro de Shakespeare y de gigantes como Petrarca o Yeats.

Escribió más de un centenar de libros, traducidos a una treintena de idiomas, que le valieron prestigiosos galardones en su país (en 1987 obtuvo el Goncourt en 1987) o fuera de su país, como el que concede la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Como ensayista, escribió con especial pasión y lucidez sobre grandes figuras de la literatura como el poeta Arthur Rimbaud, una de sus debilidades durante toda su vida, así como sobre el legado de artistas como Goya o Giacometti.