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Cultura

Nuevas miradas a Cirlot y Lola Flores

  • Las Fundaciones Lara y Cajasol premian una biografía de Antonio Rivero Taravillo del poeta catalán y un ensayo de Alberto Romero Ferrer sobre la cantaora jerezana.

La universalidad de la carismática Lola Flores y la poesía minoritaria y de culto del barcelonés Juan Eduardo Cirlot se unen desde ayer en el catálogo editorial de la Fundación José Manuel Lara, que falló junto a la Fundación Cajasol sus prestigiosos galardones de ensayo y biografía. Lola Flores: otra historia del espectáculo en la España contemporánea, del profesor gaditano Alberto Romero Ferrer, mereció el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2016, en tanto que el trabajo Cirlot: ser y no ser de un poeta único, del escritor, traductor y editor Antonio Rivero Taravillo fue distinguido con el Premio de Biografías Antonio Domínguez Ortiz. Estos galardones se entregarán en los Reales Alcázares de Sevilla el 6 de mayo, durante la cena literaria en la que se conocerá además la obra ganadora del Premio Fernando Lara de novela. El jurado que otorgó estos premios, dotado cada uno con 6.000 euros y la publicación de la obra ganadora, estuvo integrado por Nativel Preciado, Joaquín Pérez Azaústre, Jacobo Cortines, Ignacio F. Garmendia -crítico literario de este diario-, Alberto González Troyano, Antonio Cáceres y Rafael Valencia. 

Alberto Romero Ferrer, profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Cádiz, donde dirige el Departamento de Filología y el Grupo de Estudios del siglo XVIII, recorre en su ensayo Lola Flores: otra historia del espectáculo en la España contemporánea la convulsa carrera de esta flamenca de Jerez de la Frontera en el teatro, la copla, el baile, el flamenco, el cine y la televisión. La obra de Romero Ferrer, según el jurado, "ofrece una impecable radiografía sociológica de España entre la posguerra y el posfranquismo a través de la trayectoria de una artista legendaria, figura clave de la cultura popular y la memoria sentimental cuyas evoluciones sirven para trazar una historia de la industria del entretenimiento más allá de los tópicos". 

La "documentada reflexión" de Romero Ferrer sobre la carrera de la artista jerezana propone además "una lectura innovadora sobre la intérprete y sus contextos, que nos lleva a descubrir la herencia de la brillante escena flamenca de los años treinta, cuyo testigo de manera inconsciente recoge la Niña de Fuego", añadió el fallo. 

Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963, pero residente en Sevilla) mereció a su vez el galardón que lleva el nombre de Antonio Domínguez Ortiz por un ensayo biográfico y crítico "que arroja luz sobre la personalidad fascinante y heterodoxa de Cirlot, tanto de su perfil humano como de las intenciones y el sentido de su obra visionaria, una de las más complejas y singulares de la literatura del siglo XX", precisó el jurado. 

El propio Rivero Taravillo desveló a este medio algunas de las claves de su trabajo, donde presenta al autor del Diccionario de símbolos -uno de los títulos más aplaudidos del catálogo de la editorial Siruela- como "un solitario rebelde como pocos". Cirlot: ser y no ser de un poeta único ofrece, según Rivero Taravillo, "una imagen poliédrica, llena de matices, aparentemente contradictoria incluso, de uno de los mayores heterodoxos de nuestra literatura". Su ensayo, que se nutre de numerosos documentos inéditos, como epistolarios y poemas manuscritos conservados por diferentes personas y archivos, presta especial atención al desarrollo de la poesía de Juan Eduardo Cirlot aunque resalta también sus múltiples intereses, "que lo colocaron en la vanguardia desde la tradición y, también, en la tradición desde la vanguardia". 

Rivero Taravillo, que ya obtuvo el Premio Comillas de Biografía por Luis Cernuda. Años españoles (1902-1938) y el Premio Andaluz a la Traducción Literaria por sus versiones de los poemas de Keats (que acaba de publicar Alianza en bolsillo), es autor de seis poemarios, el último de los cuales, Lo que importa, vio la luz el año pasado en el sello Renacimiento. En su nuevo trabajo dedica un amplio análisis a la importancia del juego y los símbolos en el universo poético de su biografiado. "Cirlot comparte mucho con los surrealistas, pero les separa de estos la concepción de juego y magia, propio del grupo francés, para potenciar el mundo del símbolo tradicional y lo trascendente, que en él es al mismo tiempo fe religiosa y nihilismo radical. Su Diccionario de símbolos, por ejemplo, no es solo una obra de erudición, sino la plasmación de sus obsesiones y de una experiencia interior de vida y muerte; el ser y no ser del que él habló. Cirlot escribe de ciertas cosas no desde el lugar del sabio, sino desde la posición arriesgada de quien mira el abismo, su propio abismo. Esto es manifiesto en toda su poesía, y en especial en el ciclo Bronwyn, en muchos de los testimonios que recojo en el libro y también se va a ver en su única novela, que la censura dejó inédita, y que Siruela publicará este año".

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