ROSS | CRÍTICA

Viajes musicales hispánicos

Wallis Giunta

Wallis Giunta / D.S.

Con el rótulo de El viaje de Wallis Giunta, este nuevo programa de abono sirvió, en su primera parte, para que la mezzo canadiense-irlandesa (que tan buena impresión nos dejó la temporada pasada con su interpretación de Los siete pecados capitales de la burguesía) mostrase su afinidad y su pasión por la música española e hispanoamericana, con una selección un tanto deshilvanada que iba de las carceleras de Chapí a la intimidad de Mompou pasando por Falla y Piazzolla.

Con una dicción impecable y una gestualidad que demostraba que sabía y sentía lo que estaba cantando, Giunta se desenvolvió con soltura y gracejo con la nada sencilla pieza de Chapí, si bien aquí como en alguna de las canciones de Falla sus melismas y ayeos sonaron más operísticos que aflamencados. La voz, de enorme belleza y amplio fiato, es en realidad la de una soprano corta, con centro ancho pero con graves poco consistentes y ello le supuso no conseguir el desgarro final de El polo, por ejemplo. Donde estuvo muy metida en los recovecos expresivos y en los ritmos cadenciosos fue en las Canciones negras de Montsalvatge, con una conmovedora Canción de cuna, como ya lo había sido antes, todo intimismo y delicadeza, la Nana de Falla.

Axelrod abrió la velada con una brillante versión de la danza nº 1 de La vida breve (¿la veremos alguna vez representada en este teatro?) y en la segunda parte, con una ROSS de un empaste riquísimo en colores y de una enorme capacidad de matización, rindió una gran versión de la Segunda de Rajmáninof, enérgica y delicada por igual.

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