Rocío Castrillo presenta su primera novela, 'Una mansión en Praga'
La autora almonteña ofrece en su obra un soberbio retrato sobre las guerras del siglo XX
Dicen que la guerra despierta los instintos más oscuros del hombre, abriendo las puertas del averno donde se consuman las atrocidades humanas jamás cometidas. Sin embargo, las grandes historias de amor se han recreado en escenarios dantescos donde estos sentimientos parecen emergen con mayor fuerza y pasión. Es sobre el tapiz de un clima bélico donde Rocío Castrillo, periodista oriunda de Almonte, construye su novela Una mansión en Praga, ópera prima que va más allá de la literatura rosa ofreciendo un soberbio retrato de las grandes guerras del siglo XX.
La obra, presentada ayer en el Teatro Salvador Távora de la Ciudad de la Cultura de su villa natal, pivota su argumento en una dupla de protagonistas con una personalidad evocadora, rica en matices y con un personaje, Alexander Kovac, que bien podría ser el Francisco Goya de nuestro tiempo. Castrillo reconoce que el pintor zaragozano fue una fuente de inspiración a la hora de construir la psique del protagonista. No en vano, el precursor de la pintura contemporánea podría haber seguido los pasos de Kovac, una especie de reportero gráfico que ejerce una profesión hoy atípica y caduca desde que el mundo de la fotografía entró en escena para retratar y trasladar al público la imagen. En cualquier caso, él sigue los mismo cánones de trabajo que los corresponsales de guerra, con la salvedad de que entre sus útiles y herramientas no se encuentra una cámara, sino una mochila donde guarda "un cuaderno de lámina y lápices", mientras que para sus encargos en óleo tiene como caballete "una minúscula habitación con vistas al horror".
Es en la capital checa donde el protagonista descubre a Adriana, "una española que ha heredado una vieja mansión perteneciente a su abuela y que se dispone a restaurarla para montar un negocio de organización de fiestas y eventos sociales". A partir de entonces, la pareja vive "una turbulenta historia de amor con el trasfondo de las grandes guerras del pasado siglo", explica la autora. La profesión de la escitora en el mundo de la comunicación le ha ayudado a construir un retrato fidedigno de los conflictos, aunque a la escritora le importan sobre todo los personajes, un "Kovac contaminado por la guerra, y una Adriana que alberga ese estigma de las mujeres que se enamoran con tal fuerza que nada importan", apostilla Castrillo.
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