quatretondeta. Comedia dramática, España, 2016, 92 min. Dirección y guion: Pol Rodríguez. Fotografía: Carles Gusi. Música: Joan Valent. Intérpretes: José Sacristán, Laia Marull, Sergi López, Julián Villagrán.

Siempre es de agradecer que el cine español se asome a la periferia de su geografía, al terreno, al paisaje como seña de identidad de unos personajes, por más que, como en este caso, sea en clave de comedia levemente costumbrista y algunos de ellos parezcan transplantados de otro sitio. Eso es lo que intenta este debut de Pol Rodríguez, un filme pequeño y horizontal que asume el paisaje natural del Norte de Alicante, su idiosincrasia cultural y antropológica, su esencia documental, como pretexto y marco para una no menos pequeña historia protagonizada por un ataúd itinerante.

Puede verse en este periplo cierto aire berlanguiano, aunque Rodríguez decide que el camino de su historia y sus personajes no apunte tanto a la sátira como a un cierto repliegue melancólico sobre la soledad, la locura y la herencia. Quatretondeta hace de un José Sacristán perdido y desorientado (y van ya…) el centro de su imaginería, situándolo en tránsito constante entre su propio delirio y un paisaje y unos modos de western fronterizo por el que vaga, solo o acompañado, buscando dar paz y sepultura a la que cree que ha sido su esposa durante 40 años.

Es posible que la cinta no encuentre su equilibrio, su tono (el arranque es, me temo, un descontrol de sobreactuaciones), pero va asentándose poco a poco en su esencia hasta llegar a un hermoso desenlace filmado entre fiestas de moros y cristianos, fuegos artificiales junto al mar y una liberadora huida a caballo por la carretera que emparenta al alucinado Sacristán con un Quijote moderno enfrascado en su propia batalla contra la tristeza y sus fantasmas.