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Sinoidal Ensemble | Crítica

Facundia y arreglos de viento

Sinoidal Ensemble en los Jardines del Alcázar.

Sinoidal Ensemble en los Jardines del Alcázar. / Actidea

Salvatore Sciarrino comparte con otro gran maestro de la vanguardia italiana (este, ya fallecido, Luciano Berio) el interés por la Historia de la música. A Gesualdo lo trató de muy diversas formas, y le dedicó dos importantes piezas teatrales, Luci mie traditrici, apasionante ópera de 1998, y lo que un año después pareció su secuela, La terribile e spaventosa storia del Principe di Venosa e della bella Maria, obra para marionetas que incluye transcripciones de madrigales del Príncipe da Venosa y de sonatas de Scarlatti. Fue con el frágil y hermosísimo aleteo del Ballo udito dal giardino como empezó Sinoidal Ensemble su actuación, a la que luego añadió el ritmo agitado y febril de Imagine ossesso, ambas piezas extraídas de esta última azione drammatica.

No hace falta remontarse a Platón: los arreglos son consustanciales a la música, y un cuarteto de saxofones tiene que recurrir a ellos, pues el repertorio para la formación, aunque crece en cantidad y calidad continuamente, es aún reducido. Ligeti aprobó una transcripción de sus conocidas Bagatelas para quinteto de viento, obras aún de su juventud húngara, y Sinoidal Ensemble escogió las cuatro piezas rápidas de la colección para mostrar vigor y buen empaste, brillo virtuosístico y equilibrio.

Bach sirve para todo, y en su Concierto italiano el grupo encontró la forma de aclarar el denso tejido polifónico (primer movimiento), rendirse a la melodía, primero en el soprano y luego en el tenor (segundo movimiento) y celebrar la danza (final). A Sinoidal le falta quizás aún el tiempo de trabajo, la solidez de un Sigma Project, la depuración y precisión casi quirúrgica de su sonido, y a veces, como en algunas de las Sonatas de Scarlatti (maravillosa la K208, otra vez con el canto como protagonista), se producen roces y desencuentros, pero el conjunto tiene hechuras, buen gusto y virtuosismo sobrados para ser importante.

Por eso se entiende mal que se degrade la parte musical de su actuación con esas plúmbeas, prolijas e inconexas acotaciones de José Miguel Cantero, rematadas además con un "se os va a hacer el culo pepsicola" que entra directamente en el podio de los horrores escénicos a los que este modesto cronista de provincias haya tenido jamás acceso.

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