El Teatro Central despedirá este sábado su temporada 2018/19 con una celebración de los novísimos creadores llamados a protagonizar la crónica de las artes escénicas en Andalucía más pronto que tarde. Ha tenido peso específico el talento emergente durante estos últimos meses –dentro del ciclo Andalucía, nuevos trayectos han presentado sus trabajos en el espacio de la Cartuja Lucía Vázquez, Hermanas Gestring, Silvia Balvín, Alberto Amenara o Fran Pérez Román–, pero el colofón del curso será ya de pleno una fiesta por todo lo alto.

Bajo el epígrafe El futuro es ahora, diez artistas –nacidos en todos los casos del año 1980 en adelante– tomarán literalmente el teatro en un tour de force de casi ocho horas de duración, desde las nueve de las 21:30 hasta las cinco de la madrugada, con liberación final de energía en forma de rave.

"Esta temporada tenía que desembocar en algo así", dice Manuel Llanes. "Ahora vivimos tiempos de precariedad, y ellos más que nadie, y en su caso además no sólo en sus proyectos de vida sino también en cuanto a la visibilidad de su trabajo. Por no hablar de la diáspora que sufren tantos de nuestros jóvenes creadores que tienen que irse al extranjero o a Madrid o Barcelona... Ellos mismos se han abierto las puertas de este teatro con su talento, ese grito debía ser escuchado", añade el responsable artístico del Central.

Irene Cantero, ante su instalación 'Mientras, hacia los años luz'.

La encargada de dar la bienvenida a los espectadores será la escritora granadina Cristina Morales, brillante y desafiante escritora que antes de su consagración vía Premio Herralde a su novela Lectura fácil venía ya dando muestras de su incisivo talento en libros como Terroristas modernos o Los combatientes. Morales ha escrito para la ocasión –y la leerá ella misma– una peculiar conferencia titulada El aparato masturbatorio, en la que con humor y olfato siempre alerta contra el cliché reflexionará sobre la naturaleza de la danza, disciplina que ella misma practica.

Como todas las demás piezas, su duración no superará los 20 minutos, pues la idea es que el público circule organizado en grupos reducidos por esta ruta en la que las diez piezas programadas se repetirán cada media ahora y, mientras tanto, conozca varios rincones habitualmente ocultos del Central. Este recorrido tendrá paradas en el sótano, la chácena, el muelle/zona de aparcamiento para las compañías, el balcón de la segunda planta o la terraza del teatro, con sus estupendas vistas del río y el puente de la Barqueta.

Varios de los artistas participantes junto a Manuel Llanes.

Por todos esos lugares se desplegarán propuestas de teatro, danza, texto, música y performance, en muchas ocasiones hibridadas. En la amplia zona que comprende el patio de butacas, el escenario, el sótano que hay debajo de ellos, la chácena y el hombro y la zona de carga, los visitantes podrán ver varias piezas: 4'2 (familia) de José Andrés López, Input/Output de Lucía Bocanegra, Handle with care de Jesús Benzal, La espera de María del Mar Suárez La Chachi, Ponedle pantalones a la luna de Ruth Rubio y Mientras, hacia los años luz de Irene Cantero, propuestas todas ellas entre la danza, el teatro, la performance y la instalación.

En la primera planta, en la sala B, que se dividirá en dos ámbitos distintos, el prolífico y siempre inquieto Pedro Ladroga ofrecerá un dj set, mientras que unos metros más allá Candela Capitán presentará Cloaca, una pieza de danza que explora la típica tensión entre el individuo y su asimilación por parte de la sociedad.

Emilio Rivas, en la terraza del teatro, donde presentará 'El imperio de la alegría'.

Siguiendo el recorrido teatro arriba, en el balcón de la segunda planta estará Patricia Rodríguez Laso interpretando su Deforme caos de bellas formas, una pieza también dancística que se interroga sobre el amor y sus representaciones.

Arriba del todo, por último, en la terraza del Central, El imperio de la alegría. Así se llama la propuesta teatral –pero mezclada con otros lenguajes– de Emilio Rivas, uno de los artistas que acudieron este miércoles a la presentación de El futuro es ahora.

"Suelo trabajar con mi propia historia de vida y a partir de ahí intento siempre integrar en mis trabajos el lugar donde los represento", explicaba Emilio Rivas. "Llevo bastante tiempo en Madrid, así que pensé que era oportuno reflexionar en este trabajo sobre la identidad, sobre lo que significa ser andaluz lejos de Andalucía", añadía antes de asegurar que para él este tipo de obras debe aspirar a ser como "un ritual liberador", un vehículo "trascendente, intenso y poético" para, partiendo de un conflicto, de una inquietud, llegar finalmente a "un lugar luminoso". Falta hace, desde luego. Lo saben los jóvenes mejor que nadie.