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CULTURA
La sevillana real Academia de Buenas Letras, en colaboración con la Fundación Saramago y financiación de la Fundación Cajasol ha organizado las II Jornadas de Letras Ibéricas, en las que se ha vuelto a abordar la relación y visiones que mantenemos con nuestro país vecino y viceversa, desde un punto de vista literario, a través de una serie de mesas, conferencias y debates. Unas jornadas que comenzaron el pasado 21 de mayo, finalizando el día 23, en la sede de la Fundación Cajasol, y que han contado con la participación de la escritoras Carme Riera, Anabela Mota Ribeiro, Pilar del Río y Tereixa Constenla. Para la periodista y escritora Eva Díaz Pérez, también participante en este evento, se trata de "un encuentro internacional que convierte a Sevilla en la capital de la literatura española y portuguesa, hablando portugués, español y, por supuesto, portuñol, para construir ese hermoso sueño del iberismo, y en el que en esta edición tiene una especial relevancia la Revolución de los Claveles, un acontecimiento histórico, que este año ha cumplido cincuenta años". Un hecho histórico con fecha propia en el calendario, 25 de abril de 1974.
"Hacía tiempo que Europa no asistía a una revolución cuando se encontró con aquella convulsión portuguesa, ocurrida en el lugar y la hora que nadie esperaba. La Revolución de los Claveles, que acabó con la dictadura más longeva de la Europa occidental, se convirtió en un mito, dentro y fuera del país". De este modo arranca Abril es un país, de la periodista y escritora Tereixa Constenla (Arca, Pontevedra, 1968), y que recientemente ha visitado Sevilla para participar en las II Jornadas Letras Ibéricas, organizada por la Academia Sevillana de Buenas Letras. La periodista confiesa que Abril es un país "surge en el verano de 2021, poco después de llegar a Lisboa (como corresponsal de El País), cuando muere Otelo Saraiva de Carvalho, que había sido uno de los cerebros operativos, de hecho había diseñado las acciones fundamentales, de la rebelión militar de 1974. Su muerte suscitó una cierta polémica en Portugal, porque aunque había sido uno de los militares que consiguió traer la democracia, acabó formando parte de la órbita de la extrema izquierda con vinculación a un grupo terrorista, requiriendo de una amnistía para salir a la calle".
Este debate abierto recupera la Revolución de los Claveles, atrapando la atención de la periodista gallega, que rápidamente se siente fascinada "sobre todo por esa cantidad de héroes olvidados que existieron, además de por la propia simbología del acontecimiento, de una forma absolutamente azarosa, cuando un soldado le pide tabaco a una repartidora de flores, eran claveles rojos y blancos lo que llevaba, y esta responde ofreciéndole un clavel, que acaba en el cañón del fusil del solicitante, algo que repitieron el resto de los militares. No creo que haya una imagen más poética y concreta de lo que estaba sucediendo: un golpe militar pacífico, no violento, que lo que pretende es recuperar la libertad y la democracia, para ponerla al servicio del pueblo". En su investigación, Constenla descubre que "la rebelión militar está plagada de detalles y circunstancias que parecían predestinadas a salir a mal, y sin embargo salieron bien, por lo que es imposible no sentir una atracción especial por este acontecimiento, que es absolutamente insólito". De entre los heroísmos olvidados, "especialmente en España, porque en Portugal sí están identificados y reconocidos", Tereixa Constenla destaca la figura de Fernando Salgueiro Maia, "un personaje que si hubiera sido francés o norteamericano sería una figura universal, ya que se trata de un héroe en toda regla, al que le toca tomar un buen número de decisiones que permiten que el golpe de estado triunfe y lo haga de una manera pacífica, a pesar de la resistencia de Marcelo Caetano, que en ese momento era la cabeza visible del gobierno de Salazar. Y nunca recurre a la violencia, por lo que hay que entender a Maia como una suerte histórica para Portugal".
Durante la redacción de Abril es un país, la periodista española encuentra que la raíz de la Revolución de los Claveles es una protesta corporativa, de los militares, por la estrategia del dictador Salazar en las colonias africanas, siendo "Mozambique, Angola y Guinea los lugares en los que nace el 25 de abril, antes de llegar a Lisboa". No duda en afirmar Constenla que su libro "es un ejercicio de periodismo, he utilizado las herramientas que mejor conozco, y me he documentado como se documentan los periodistas, y por supuesto he entrevistado a algunos de los protagonistas, que ha sido un auténtico privilegio. Necesitaba que me revivieran esos días, y por eso realicé más de veinte entrevistas, pero no solo a militares, también a otras personas que se jugaron la vida, literalmente, en los años previos, como es el caso de Conceiçao Matos y Domingo Abrantes, que fueron torturados por la policía política de Salazar". En referencia al legado de la Revolución de los Claveles, Tereixa Constenla apunta que "ese abril de 1974 fue el tiempo de la utopía y de los sueños, y por tanto ahora hay un cierto desencanto, porque no todo se logró, especialmente en lo relativo al desarrollo del país, que aún habiendo mejorado ostensiblemente, todavía existen grandes brechas de desigualdad". Para la periodista fue toda una sorpresa la celebración por los cincuenta años de la revolución, "ya que Portugal salió a la calle, a recordar esta fecha y su simbología, y me llamó mucho la atención la presencia de miles de jóvenes, que tienen conciencia de todo lo que sucedió en su país, hace cinco décadas". Cuando Portugal transformó abril en un país de sueños y claveles.
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