Todos somos Usera

Historias de Usera es un monumento. Un homenaje a un barrio que dio cobijo a la sala Kubik Fabrik, un teatro en un enclave de Madrid de clase trabajadora. El paso del tiempo, la misma vida, llevó al cierre de esta sala. La obra es el resultado de la despedida de estos trabajadores de las artes escénicas que quisieron decir adiós a su barrio y demostrarles su amor.

Por la sala Kubik habían pasado muchos artistas, autores e intérpretes, que bajo la dirección de Fernando Sánchez-Cabezudo quisieron sumarse a este trabajo colectivo que implicó, también, a los vecinos del barrio que realizaron talleres para formarse. De esta manera entraron en el proyecto algunos de los autores que hoy son reconocidos como la revolución artística teatral más importante de los últimos años: Miguel del Arco, Alfredo Sanzol y Denise Despeyrouux, José Padilla, Alberto Sánchez-Cabezudo y el escritor Alberto Olmos.

Estos autores dieron vida, con sus palabras, a siete tramas (se contaron muchas más) que forman el corpus de estas Historias de Usera que ha encontrado el reconocimiento de sus vecinos y, ahora, el del público en general. Un encuentro amoroso entre una pareja que no se veía hacía cuarenta años, una fábula de un chino vampiro, el concierto de Lou Reed, la entrañable historia de la Narcisa que, desorientada, clama por su hijo que le fue arrebatado, los celos de un marido y una relación imposible entre dos jóvenes que se enamoran.

Todo esto serían sólo buenas intenciones si no estuviéramos ante una propuesta compacta que cuenta con una escenografía fantástica de Alessio Meloni, unas luces perfectas de David Picazo, un vestuario creíble de Paola de Diego y, sobre todo, con unas interpretaciones soberbias (imposible nombrarlos a todos) y con la magia de una dirección en estado de gracia.