La anguila se desvanece

BIODIVERSIDAD

Un grupo de investigación de la Universidad de Huelva constata la alarmante disminución de esta especie en el litoral andaluz.

Enrique Morán / Junio 2016

31 de mayo 2016 - 19:09

Suelta de anguilas en el Guadalquivir

El Departamento de Ciencias Integrales de la Universidad de Huelva (UHU) ha realizado, a instancias de la Junta de Andalucía, un trabajo para conocer cuál es la situación de la anguila en el litoral andaluz. El catedrático de Zoología José Prenda asegura que “la anguila ha sido una especie muy extendida y abundante”, sin embargo, la situación actual no es así. Los investigadores de la institución onubense han tenido la oportunidad de realizar un muestreo y un trabajo de campo que ha permitido constatar la caída en picado que ha sufrido esta especie, especialmente en los últimos 30 años y que se extiende por todo el mundo: las once subespecies conocidas están corriendo la misma suerte ya sea en Europa, Estados Unidos o Japón.

La presencia de la anguila “llegaba hasta Madrid” gracias a su faceta de pez marino y fluvial. Poco cotizado en el litoral onubense, no pasa lo mismo en el norte de Europa o en algunas zonas de España como Valencia. Sea como fuere, actualmente su captura -incluido su alevín- no está permitida. Esa casi extinción suscita además, enormes desafíos a los biólogos que encuentran muy difícil su reproducción en cautividad. Pero la pregunta es clara: ¿Cuál es la causa por la que una especie tan abundante hasta hace escasas décadas, se encuentre en estos momentos al borde de la extinción?

La anguila, en su faceta biomarcadora, puede estar dando señales inequívocas de que algo importante está cambiando en el planeta. José Prenda indicó que esas señales se centran en el transcurso de las distintas corrientes marinas que surcan el Atlántico norte, siendo la más importante de ellas la Corriente del Golfo. Su funcionamiento normal dio muestras de cambio hace 50 años. Esas corrientes son vitales para las anguilas ya que su zona de reproducción es el Mar de los Sargazos. Allí, en un área de 10.000 kilómetros cuadrados, algunos individuos de la especie se dedican a las labores reproductivas. Son tan discretos en su empeño que aún no se tienen imágenes del momento. De allí, las larvas son trasladadas, por la Corriente del Golfo, hasta Europa. Al llegar aquí ya son angulas y, en otros tiempos, eran tan numerosas que abundaban desde Noruega hasta Marruecos. A partir de ahí, su vida se desarrolla en los ríos. De este modo, las anguilas son peces catádromos, es decir, que se reproducen en el mar y viven en los cursos fluviales. Cuando llega el momento de la reproducción tienen que retornar al Mar de los Sargazos ayudadas por las corrientes.

Prenda considera que los cambios producidos en el flujo de esas corrientes marítimas son la causa principal del dramático declive de la especie. Hay otras teorías que intentan explicar su casi extinción como es la regulación de los ríos y los efectos perniciosos que puede haber causado la construcción de embalses en los trayectos vitales que tienen que realizar las anguilas. Prenda rebate que ese problema no lo tienen estos peces en otros países europeos donde los cursos fluviales no cuentan apenas con este tipo de construcciones y, sin embargo, están asimismo afectados por el brutal descenso del número de individuos.

La recuperación de esta especie interesa y mucho. No solo por motivos ecológicos sino también por económicos teniendo en cuenta la rentabilidad que hace escasas décadas generaba. Tal es así que en Japón se están llevando a cabo los primeros intentos de cría en cautividad, lo que hasta el momento, en caso de conseguirse, no resultaría beneficioso por los elevados gastos que conlleva reproducir las condiciones idóneas.

La presencia actual de la anguila en el Golfo de Cádiz se circunscribe preferentemente al Bajo Guadalquivir. Tiene su hábitat más habitual en las marismas y se permite una captura controlada ya que la mayor parte de ésta debe ser entregada a la Administración. Otra cosa es la pesca furtiva que tiene acogida en el sur de Portugal donde este pez es cotizado. El catedrático de Zoología de la UHU se congratuló de que se haya terminado con la pesca de la angula “que era un desastre total”. Para ello se usaba un método conocido como la cuchara que arrasaba con toda la gelatina -larvas de diferentes especies- para conseguir las angulas”. De 100 kilos de gelatina se obtenían 200 gramos de angulas lo que acarreaba un destrozo ecológico considerable.

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