Irreductibles. Nocturama 2005-2020

Nocturama, 15 años marcando la diferencia

  • El lunes, día 7, desde las doce de la mañana, se celebrará el decimoquinto aniversario de Nocturama, en el Teatro Central, con todas las localidades agotadas a las pocas horas de salir a la venta.

Uno de los grandes momentos de Nocturama, con Morgan en 2019

Uno de los grandes momentos de Nocturama, con Morgan en 2019 / Óscar Romero

El lunes a las doce de la mañana tendrá lugar en el Teatro Central el espectáculo Irreductibles. Nocturama 2005-2020, con el que se celebrarán los 15 años de existencia del festival. Pero sobre todo quiere ser una gran muestra de agradecimiento al público sevillano que siempre le ha sido fiel. Una fiesta marcada por la filosofía de ser irreductibles que siempre ha guiado a sus organizadores de LaSUITE desde que el festival apenas convocaba a un centenar de personas, en su principio, hasta reventar el aforo, en su apogeo; compartida también por los artistas, peleando siempre por encima de las corrientes, en detrimento incluso de su propio éxito.

Durante tres horas se sucederán veinte intervenciones, de las que no se quiere revelar el orden ni las interacciones de unos músicos con otros para mantener un halo de sorpresa, aunque sí puede desvelarse que interpretarán dos canciones, e incluso tres algunos de ellos, como Niños Mutantes, Sr. Chinarro o Maga; que Nacho Camino repetirá con The Carny Band su magistral actuación en la apertura del SEFF, o que Álvaro Suite presentará su nuevo single. Junto a ellos estarán Solina, el grupo que abrió la primera edición de Nocturama, unido de nuevo para esta ocasión; Carmen Boza, que tiene una estrecha relación con este festival desde que viniese por primera vez inmersa en un complejo proceso personal y artístico; Chencho Fernández, que ha crecido prácticamente con este ciclo y siempre ha apostado por él; Ana Chufa, la revelación de la edición de este complicado año; Pájaro, María Guadaña, Rocío Márquez, Riverboy, All La Glory y Kiko Veneno, con quien Nocturama se vio desbordado por primera vez y sus organizadores decidieron no crecer tanto, limitando el aforo en otras grandes ocasiones como la visita de Julieta Venegas.

La primera de las premisas para seleccionar a los Irreductibles ha sido que todos los participantes sean andaluces, una idea basada en que Nocturama es un festival de aquí, que no pretende montar franquicias ni es exportable; nació en Sevilla y solo tiene sentido en Sevilla. Se ha nutrido siempre fundamentalmente de bandas locales y andaluzas. Quiso hacerse una excepción trayendo el lunes a Ricardo Vicente, que vino el primer año con La Costa Brava y desde entonces se estableció un fuerte vínculo entre Nocturama y él, que hubiese acudido encantado de haber podido. Y es que la otra premisa para la selección ha sido precisamente esa: un vínculo que va más allá de los puramente musicales. Hubiesen sido muchos más los participantes de haberse podido realizar la maratoniana celebración de doce horas que se pensó originalmente, usando todos los espacios interiores y exteriores del  Teatro Central.

Nocturama inició su camino porque a Sevilla no venían bandas de las que en 2005 se consideraban del entorno indie; no había acceso a la música alternativa como en Madrid o Barcelona, a nivel de pequeños aforos. Cuando en sus dos primeros años muchos de los grupos repetían también en salas y funcionaba todo bien, estas bandas comenzaron a venir a Sevilla. En 2007 se comenzó a traer a otro tipo de grupos diferentes de los que iban también a las salas, para no hacerles competencia desleal, porque Nocturama tenía una buena ayuda pública que pagaba los cachés y podía permitirse la inversión en grupos alternativos fuertes que ayudaron a crear fidelidad en su público, en un proceso lento y caro. Cuando algún tiempo después esa ayuda pública desapareció y los ingresos se conseguían a través de la taquilla, el festival creció porque tuvo más libertad para alternar figuras consagradas, con las que hacer caja, y artistas menos conocidos, en una programación muy equilibrada que se mantiene hasta hoy. De todas formas esos artistas de cabecera nunca eran muy comerciales ni muy obvios, porque para eso ya estaban los grandes festivales: Territorios e Interestelar, que ofrecían experiencias lúdicas, sociales, de diversión, sobrepasando los treinta mil espectadores; Nocturama aporta una forma diferente de escuchar música, una experiencia sobre todo musical, en la que no se pretende vender experiencias personales.

Otro hito importante en la historia de Nocturama se produjo en 2016, cuando pasó a celebrarse en los Jardines del Casino de la Exposición, al considerar que en el CAAC había ya bastantes promotoras y los organizadores notaban que la identidad del ciclo se estaba perdiendo y había que darle una nueva entidad que siguiese con la filosofía del festival de boutique, de distinguirse como siempre. Cuando comenzaron en el CAAC nadie conocía el lugar y después de más de diez años allí ahora refrescaban el ciclo en un entorno más agradable, donde los aforos reducidos estuviesen mejor acogidos, y lograron volver a poner en valor un espacio cultural de la ciudad, un patrimonio, con su sello. Y ahí es donde se mantendrán en el futuro, ya sea con el público sentado, como este año, o recuperando los tres escenarios como antes, cuando se pueda, sin ningún cambio radical de formato ni filosofía.

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