Un 'bakeneko' en mi inodoro
Anzu, gato fantasma | Crítica

La ficha
*** 'Anzu, gato fantasma'. Anime, Japón, 2024, 97 min. Dirección: Nobuhiro Yamashita, Yôko Kuno. Guion: Shinji Imaoka. Música: Keiichi Suzuki.
El joven espectador no iniciado en la cultura y la mitología japonesas podrá disfrutar sin problema de esta aventura animada, adaptación del manga de Takashi Imashiro, que asocia humanos con animales y criaturas sobrenaturales salidas del folclore en un viaje fabuloso entre la tierra, el cielo y el infierno destinado a sanar el duelo de una niña por la muerte de su madre.
Lo hará en tanto que el anime de Yamashita y Kuno sabe traducir sus viejas fuentes en un icónico viaje de iniciación que remite indefectiblemente en sus formas, temas, elementos, figuras, fondos y colores a cintas como Totoro o El viaje de Chihiro con más economía de medios y un toque caricaturesco que rebaja intensidad a la gravedad de los asuntos tratados.
La cosa adquiere ya más densidad y niveles de lectura adulta si se conoce algo de la tradición de los bakeneko o gatos fantasma que se remonta al siglo XV, o de otros yokai (espectros o demonios) y deidades del budismo o el sintoísmo que conforman aquí el entrañable y diverso equipo de criaturas acompañantes de esa niña enfrentada a su orfandad y a una figura paterna poco ejemplar capaz de atravesar dimensiones o entrar en el infierno multicolor a través de un inodoro para una última despedida que recomponga su soledad y su tristeza.
Anzu, gato fantasma se abre así al trayecto fantástico impredecible e inesperado, a la convivencia natural entre humanos, animales, dioses y fantasmas, al laberinto como estructura narrativa, a la interpretación del relato de tránsito a partir de una sugerente actualización del mito en un Japón plenamente contemporáneo.
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