En la isla del bardo
Ariel | Crítica
La ficha
*** 'Ariel'. Drama-experimental, España-Portugal, 2025, 104 min. Dirección y guion: Lois Patiño. Fotografía: Ion de Sosa. Intérpretes: Agustina Muñoz, Irene Escolar, Hugo Torres, José Díaz.
El nuevo filme del gallego Lois Patiño (Costa da Morte, Lúa vermella, Samsara) parece querer expandir límites e integrar dimensiones aparentemente irreconciliables. A saber, hacer de la palabra y el drama de Shakesperare una materia liviana que se disuelve en el paisaje y en el juego, o visto de otra manera, hacer del paisaje natural y sus texturas extraídas de la imagen analógica, su color saturado y su tratamiento experimental (cortesía de Ion de Sosa) el marco para una fragmentaria y lúdica función itinerante donde los personajes más memorables (¿acaso no lo son todos?) del bardo británico se interpretan y reconocen a sí mismos en un desdoblamiento metaficcional.
La costa gallega, el mar y el paisaje de la isla de Faial en las Azores son los testigos y el marco atlántico para un particular viaje protagonizado por una actriz argentina (Agustina Muñoz, habitual de las cintas del también shakesperiano y cómplice Matías Piñeiro) en busca de una compañía y una obra que nunca aparecen. A quien sí encuentra realmente es a su personaje, Ariel, mujer libre e impredecible, ya encarnado en Irene Escolar, y junto a él recorrerá esa isla misteriosa donde los habitantes recitan pasajes o ensayan escenas en un bucle entre lo local y lo universal, entre el territorio, la Literatura y la gran tragicomedia humana.
Ariel se abre así a la belleza, lo desconocido y lo mágico con una fuerte confianza en sus imágenes y su estado de ensoñación diurna, disolviendo los rostros en el océano, acompasando las olas en un duermevela infinito en busca de autor (o de autora). Más allá de lo sensorial, lo espiritual, lo etnográfico y lo dramático, el cine de Patiño parece ir en busca de nuevas formas, cadencias y músicas que conecten el pasado, el mito y el presente, un cine precinematográfico que parece balbucear sus primeros signos para el espectador paciente.
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