Arrancan las visitas teatralizadas e 'imperiales' en el Real Alcázar: de las entradas y fechas
La XIII edición de estos recorridos celebra el 500 aniversario de la boda entre Isabel de Portugal y Carlos V
Visitas nocturnas teatralizadas en el Real Alcázar de Sevilla, en imágenes

Una boda imperial. La primera que se celebró en Sevilla y que tuvo al Real Alcázar como majestuoso lugar de ceremonias. El 500 aniversario –su antesala– de las nupcias entre el emperador Carlos V e Isabel de Portugal es el eje sobre el que giran las nuevas visitas teatralizadas en el Palacio Real más antiguo de Europa en uso. Unos recorridos –de 75 minutos aproximadamente– que comenzarán hoy y que se celebrarán todos los jueves y viernes –excluyendo la semana de la Feria– a las 21:00, a las 21:30, a las 22:00 y a las 22:30 horas. Durante los meses de julio y agosto se ampliarán de martes a viernes. Una XIII edición que se extenderá hasta finales de octubre y que tendrá un precio general de 15 euros.
El Teatro Clásico de Sevilla y la profunda labor de investigación del dramaturgo Alfonso Zurro están detrás de estas rutas que buscan ofrecer una visión diferente de la ciudad. Un viaje al XVI y redescubrir el papel de Sevilla como epicentro de poder, arte y cultura. “Esta boda fue muy importante y significativa para la ciudad por diferentes aspectos”, explica el director a este periódico antes de iniciar una visita para la prensa. Uno de los motivos fue que Sevilla “descubrió que podía organizar grandes eventos”. No solo se refiere a la boda que, de hecho, fue muy íntima y apenas contó con presencia de nobles. Más bien hace referencia a las ceremoniosas entradas en la ciudad –con una semana de diferencia– que protagonizaron los regios prometidos y al programa de recibimiento de ambos.
La visita comienza en el Patio del León de la mano de Ana de Aragón, duquesa de Medina Sidonia, y de Leonor de Castro, dama de la corte de la infanta Isabel. Ambas se encargan de pasear por diferentes estancias –la Sala de la Justicia, el Patio del Yeso y el Cuarto del Almirante– por si fueran de provecho antes de que llegue la comitiva. Las descripciones arquitectónicas de cada una de las estancias se trufan con los entresijos históricos que se vivieron en ellas. Las guías entrelazan anécdotas y secretos reales con pormenores de la organización del enlace. Leonor de Castro explica a Ana de Aragón que Isabel de Portugal tiene 22 años, es recatada sin que aflore la timidez, tiene una templanza inusitada y sabe español, francés y latín: “También se está casando con este país, el pueblo ha de preocuparse, no solo de tener buenos reyes, también de las esposas que les darán hijos y serán futuros monarcas”.
Los siete arcos triunfales
Por su parte, Ana de Aragón describe el recibimiento previsto en la ciudad, primero para ella y luego para él. Pasarían por debajo “de siete arcos triunfales hasta llegar a la Catedral”. El primero –el de la Macarena– dedicado a la Prudencia. El último –el de la Gloria– encargado de unir el cielo y la tierra.

Ya en el Patio de la Montería, el grupo de visitantes se convierte en invisible –gracias a una poción mágica– para conocer a la infanta Isabel. A partir de este punto se despliegan algunas de las conversaciones más tiernas del recorrido. Los miedos de unos contrayentes que no se conocen van aflorando en el Patio de las Muñecas, en la Sala del Príncipe y en el Patio de las Doncellas. “¿Cómo es el emperador”, pregunta una Isabel de Portugal que afirma “estremecerse en temores”. No se disipan las dudas hasta que ambos, al fin, se ven las caras en la Sala de los Infantes. Cuenta la historia que es la primera vez que unos reyes vivieron enamorados. Carlos sobrevivió a Isabel 20 años y, en sus últimos momentos, mantuvo en sus manos la misma cruz que sostuvo entre las suyas Isabel, justo antes de fallecer. El emperador siempre agradeció a Sevilla haber conocido a la mujer “que le quitaba el sueño”.
Las entradas se puede adquirir aquí.
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