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Cultura

El arte difícil de cantar 'palante'

  • Vicente Gelo. XIII Noches en los Jardines del Real Alcázar. 'Flamenco en la noche'. Cante: Vicente Gelo. Guitarra: Pedro Barragán. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Sábado, 28 de julio. Aforo: Lleno.

El recital fue de más a menos. Falló algo la estrategia. La cosa empezó por lo grave y derivó a lo festero. Y fue aquí donde hicieron acto de presencia los tics propios de los cantores de baile. Hasta el punto de que las sutilezas que trataba de hacer Pedro Barragán en las falsetas se veían en buena medida ensombrecidas por los fuertes golpes que propinaba Gelo en las tablas. Recurso característico, como digo, del cante atrás. Mi impresión es que Gelo empezó cantando y luego quiso agradar, divertir. Como grandes profesionales que son los dos intérpretes, en ningún momento perdieron el hilo. Pero sí bastante fuerza.

Lo mejor fue el comienzo, como digo. Bellísimas soleares de Cádiz, muy difíciles de decir, pues a las complicaciones melódicas se unen las enormes exigencias de expresión con que hay que dotar a estas melodías del Mellizo y Paquirri para que no pierdan vida. Vicente Gelo es un cantaor superdotado y salió del envite más que airoso, victorioso. Por los mismos caminos trascurrió la malagueña, íntima, emotiva, entregada, y con una letra sombría característica del primer repertorio flamenco, en este caso de La Trini. Con los abandolaos hizo exhibición de facultades y entrega y ahí acabó lo mejor del recital. Optó por el mismo espíritu emocional al continuar con fandangos de Huelva, resultando redundante y dando ya paso, poco a poco, a una exhibición de ritmo que resultaría extenuante para todos. Contratiempos en voces, guitarra, palmas, pies que poco a poco iban mermando la riqueza melódica de las distintos cantes elegidos: tangos, garrotín y canción por bulerías. Las guajiras de Escacena-Marchena fueron un relativo remanso en este turbión de ritmo. Pedro Barragán tiene la facultad más adecuada para un guitarrista de cante que es la capacidad de escuchar, a lo que une una afición enorme y el lirismo sereno y la sutileza en las falsetas.

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