Comedia manchega de difuntos
Bodegón con fantasmas | Crítica

La ficha
*** 'Bodegón con fantasmas'. Comedia, España, 2024, 88 min. Dirección y guion: Enrique Buleo. Fotografía: Gina Ferrer. Música: Sergio Beltrán. Intérpretes: Consuelo Trujillo, Fernando Sansegundo, Enric Benavent, Nuria Mencía, Pilar Matas, Jordi Aguilar, José Carabias.
En algún lugar de la Mancha entre Cuenca y Albacete transcurren las cinco historias breves que componen esta comedia extemporánea que tiene algo del espíritu actualizado de José Luis Cuerda, también de Almodóvar o García Ibarra, en su retrato pintoresco y excéntrico de las gentes y las supersticiones pegadas a la cultura y las tradiciones locales.
Avalado por Juan Cavestany y Álvaro F. Armero, Enrique Buleo busca trascenderlas con cierta distancia, entre simetrías compositivas, un elenco mixto (profesional y amateur) de rostros y cuerpos singulares y una precisa dirección de arte que convierten cada relato y cada plano en un cuadro pintoresco y atento al detalle donde vivos y muertos conviven y dialogan con naturalidad por la propia supervivencia de la especie o la memoria de su precario legado en esa España vaciada donde aún se habla como antaño y se cree en el más allá como se cree en la televisión.
Bodegón con fantasmas convoca así a retornados trans, mujeres de mediana edad ardientes en deseo, curas en crisis, alcaldesas empoderadas, matrimonios agonizantes en sus bodas de feldespato, suplantadores de apariciones, inmigrantes rumanos o fantasmas de sábana blanca en un paisaje costumbrista filmado como una extrañada ciencia-ficción low-cost, entre acordes de comedia neorrealista y gestos de sainete posmoderno.
Habrá quien piense que Buleo está ridiculizando un poco al personal y a sus tipos, y no le faltará algo de razón. Pero también está recuperando con desparpajo cierta veta esperpéntica que no tiene ya cabida en nuestra producción estándar. Entre un extremo y otro, su bodegón de muertos en vida y espectros sufrientes supone, con sus desfallecimientos e irregularidades, un soplo de viento más fresco que solano en la depauperada comedia de fórmula que invade la cartelera.
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