Flamenco

Los claros sonetos de Poveda

  • El último disco del cantaor es una antología de grandes sonetos en español desde el Siglo de Oro hasta nuestros días, con músicas de Pedro Guerra, Chicuelo y composiciones propias.

Para la libertad. Sonetos y poemas. Miguel Poveda. Producido por Joan Albert Amargós. Con la guitarra de Chicuelo. Universal.

No es la primera vez que este cantaor adapta musicalmente a sus poetas favoritos. Recordemos sus Poemas del exilio, grabados en directo y publicados en 2003. Uno de sus discos más desconocidos y mejores de entre los suyos es Desglac(2005), dedicado a los poetas catalanes del siglo XX. Incluso algunos de los temas de este último álbum, como No volveré a ser joven de Gil de Biedma, forman parte del repertorio del cantaor catalán desde hace una década, aunque no se han grabado hasta ahora. Lo mismo podemos decir de Abril se ha equivocado, fruto de un encargo de Ortiz Nuevo para la II Bienal de Málaga de poner música en vida a algunos de los poemas del antequerano José Antonio Muñoz Rojas y que, desde entonces, forma parte del repertorio de Poveda. El pionero en esto de aflamencar a los poetas favoritos, y el que más lejos llegó por esta vía, ya saben, fue Enrique Morente, al que Poveda le dedica el soneto Enrique y Granada, recitado en la voz de su autor, Joaquín Sabina. Otros poemas aquí incluidos tienen referentes flamencos como el soneto borgiano La lluvia, que cuenta con una memorable versión a cargo del Cabrero que adapta por bulerías, a su vez, una melodía de Alberto Cortez. De hecho el cantautor suramericano es el gran referente en la adaptación a la música popular de la poesía. Bien lo sabe Serrat, del que se toma aquí el título, Para la libertad, de la segunda parte del poema El herido de Miguel Hernández con el que se abre el nuevo disco de Poveda. Es decir, en esta obra las referencias van más allá de lo puramente flamenco, hasta la copla, pues también se adapta con éxito un poema de Rafael de León, Bebiéndome la dulce primavera, hasta la música popular hispana y el rock, ya que Loquillo firmó su propia versión del poema de Gil de Biedma señalado. Y ya que hablamos de Rafael de León, reivindicado por Poveda como poeta, habría que incluir el disco dedicado a la copla por el cantaor como otro referente de esta obra. Al margen de contener un buen ramillete de la poesía popular cantable de Perelló, Valverde, Ochaíta y el propio León, aquel disco, como éste, estaba arreglado por Joan Albert Amargós. También los dos poemas lorquianos aquí incluidos tienen versiones anteriores, las realizadas por Amancio Prada en Sonetos del amor oscuro.

No obstante lo dicho, todas las músicas contenidas en esta obra son originales. La mayor parte de ellas las firma Pedro Guerra pero también Chichuelo y el propio Poveda participan de la composición. El tono del disco es, por tanto, bien conocido para la afición povediana. Voz flamenca para arreglos contundentes, muy visuales, los firmados por Amargós que, como decíamos arriba, ya trabajó para Poveda en su disco de coplas. También venían con la firma del músico catalán los arreglos del último de Serrat sobre poemas de Miguel Hernández. Así que Para la libertad nos suena muy familiar. Una instrumentación variopinta que va de lo popular a lo jazzístico y donde destacan las percusiones de Antonio Coronel y, naturalmente, el piano de Amargós. No obstante, con buena lógica, es el texto el verdadero protagonista de esta propuesta, fin al que contribuye firmemente la gran dicción del cantaor de Barcelona. La canción con que se abre el disco se trasforma en la mitad de su minutaje en una bulería pastueña bien articulada por la guitarra del Chicuelo. Allí la orquesta pasa a un segundo plano y la canción crece exponencialmente hasta el final con un Poveda seguro del terreno que pisa y un soniquete, coro y jaleos fulgurantes en donde sobresale la voz de El Londro. Fruto tardío de aquella cosecha de Poemas del exilio que cantó Poveda en 2003, surge ahora este Guerra a la guerra por la guerra contundente y febril. El lorquiano Soneto de la dulce queja viene envuelto de un ropaje pulcro, casi trasparente, donde la melodía se difumina al servicio del mensaje literario amoroso. Con la voz más flamenca de Para la libertad. El mismo aire limpio respira el Soneto de la carta que, además de la versión de Prada señalada, cuenta con una versión flamenca anterior a cargo de Manolo Sanlúcar para la voz de Carmen Linares. Erotismo desesperado finamente acuñado. Los sonetos del amor oscuro, que en su día no vieron la luz, a pleno sol. De los Cien sonetos de amor de Pablo Neruda se ha seleccionado Amor mío, si muero y tú no mueres a ritmo de tangos y con arreglos de salsa, tanto en la percusión como en los metales. El borgiano soneto de La lluvia es una declaración de amor filial que Poveda despoja de solemnidad para ofrecer una versión muy sencilla, familiar.

Pero no sólo de la Edad de Plata se nutre Para la libertad. Del Siglo de Oro tenemos dos textos gemelos firmados por Lope de Vega y Quevedo. Del Fénix de los ingenios Poveda nos ofrece el famoso soneto Quien lo probó lo sabe en un nuevo arreglo de Chicuelo. En él, el cantaor se vuelca en su prodigiosa capacidad melismática al servicio de un mensaje sentimental para un swing suave de pegadizo estribillo en tono menor. Es la misma temática y el mismo acento de Hielo abrasador el soneto con el que Francisco de Quevedo dio réplica al texto de Lope, musicado por Pedro Guerra, que se instala con toda naturalidad en el ámbito del rock más contundente. Por intimismo y austeridad es No volveré a ser joven, con que se cierra la obra, uno de los momentos destacados de este disco. Abril se ha equivocado, el delicioso poema de Muñoz Rojas, es una contundente bulería, una buena excusa para que Chicuelo se luzca. En Donde pongo la vida pongo el fuego aparecen las colaboraciones de lujo de Miguel Ríos y Ana Belén. El de Granada, la gran voz del rock español, está pletórico de facultades pese a su retirada de hace unos años. Joaquín Sabina pone la voz, la letra y unos briosos jaleos en el homenaje morentiano por seguiriyas titulado Enrique y Granada que suena a elegía aunque se escribió en vida del cantaor. Por supuesto que el homenaje está en la letra pero, además, se trata de una seguiriya de Morente. Y, claro está, Poveda se ve obligado a morentear más que nunca. Uno de los momentos más brillantes y más flamencos de Para la libertad. Un homenaje sentido de uno de los alumnos predilectos del de Granada. Un cante que justifica un disco. Luis Eduardo Aute también llega con un jocoso son caribeño. Y Pedro Guerra aporta su propio soneto que es una nana.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios