Menudas piezas | Crítica

No nombrarás a Buñuel en vano

Alexandra Jiménez en una imagen del filme.

Alexandra Jiménez en una imagen del filme.

El esquema es tan conocido como el de Rebelión en las aulas o Mentes peligrosas: nueva profe estirada (Alexandra Jiménez, en su salsa) llega a colegio problemático para meter en vereda a sus alumnos indisciplinados. El nuevo paisaje ahora es el de la España del trap y las redes sociales en una Zaragoza de film commission que recorremos mientras suena Amaral.

La premisa: la expulsión de un colegio de pago de esa profesora pija con bolsos de Louis Vuitton y su posterior desembarco en el que fuera su centro de juventud (‘Luis Buñuel’) antes de caerse del caballo del desclasamiento. El desarrollo, pueden imaginarlo, consistirá en el lógico choque de trenes con la chavalería en chándal y el móvil cargado y el proceso de doma que los convierta contra todo pronóstico en unos campeonex del ajedrez nacional y los redima del más que probable descarrile vital.  

Nacho G. Velilla (Fuera de carta, Perdiendo el Norte, Villaviciosa de al lado, Por los pelos) asume su rol de ilustrador de estereotipos para Mediaset, se cubre las espaldas con una pegadiza banda sonora, saca poco rédito de los secundarios e intenta a duras penas domar un tono entre la barra libre para la palabrota, la caricatura de los adolescentes de barrio y una trama edípica que cierre el círculo del perdón y el regreso a las raíces. Nunca lo consigue, de hecho, insiste siempre más de la cuenta en olvidar que este tipo de comedias han de tener siempre en el exceso su única posible salida airosa.