El efectismo frente a la naturalidad
Crítica de Flamenco
MARÍA JOSÉ PÉREZ
Cante: María José Pérez. Guitarra: Antonio Carrión. Lugar: Jardines de los Reales Alcázares. Fecha: Lunes 29. Aforo: Lleno.
María José Pérez tiene una voz poderosa, espectacular, que además es bella. Su timbre permanece intacto, en lo que a colorido se refiere, incluso en el recurso del grito. No obstante, éste como otros recursos que utiliza la cantaora, aportan poco a su arte. Son argucias totalmente innecesarias.
Lo mismo que las letras melodramáticas de posguerra, como los tangos Un beso nadie me da, con recitado incluido y que remató con fandangos. Lo que le funcionaba a Pepe Pinto, autor del tema, en los años 40 resulta hoy trasnochado y hasta molesto. E innecesario, porque Pérez posee belleza tímbrica y conocimiento de los estilos para no tener que echar mano de estos efectismos.
En su brillante debut discográfico, hace ahora ocho años, cantó letras de Ortiz Nuevo y Martín Vivaldi. Con buen criterio. El tremendismo de posguerra se articula mal con una voz y una presencia escénica joven, bella y natural como la suya.
El mejor cante de la noche fue la taranta, pese a la letra, que hizo con la introducción del cante de Pedro el Morato. También en los fandangos de Huelva brilló la almeriense, sin duda el cante más equilibrado de su recital. Hizo asimismo unas cantiñas muy valientes. La granaína me resultó morosa en exceso, alejada del marchamo pinturero de su creador, Chacón. Mientras que las tonás supusieron un inicio del recital espectacular y, una vez más, efectista. Las bamberas de la Niña de los Peines se atuvieron a la letra de la gran cantaora sevillana aunque cambiaron su acompañamiento de fandangos por el más moderno de soleá, como es la norma desde que así las cantara Naranjito de Triana. Por tangos Pérez se acordó de Granada y Extremadura, acabando el recital por fiesta.
Antonio Carrión ofreció, como es habitual en él, un acompañamiento pleno de sensibilidad, ternura, fuerza, calidez y sobriedad, con su guitarra siempre al servicio de la voz solista.
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