Fidel Moreno, escritor y músico: "Estamos viendo el fracaso de la utopía cibernética"

Cultura

El escritor, periodista y músico Fidel Moreno publica su primera novela, 'Mejor que muerto' (Penguin Random House), una historia de tono tragicómico que aborda temas como la desigualdad intergeneracional o el hastío vital de la mediana edad.

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El escritor Fidel Moreno.
El escritor Fidel Moreno. / Antonio Jesús Céspedes

Julio se encuentra en la mediana edad, viviendo en un piso regalado por el suegro y compartiendo vida con Casilda, quien opina que ya es hora de dejar descendencia en un mundo en el que se asoman las nubes negras de la pandemia, el desencanto generacional, la agotadora y vacía controversia política, y la droga, y un matrimonio funcionarial, y más preguntas que respuestas –así, en resumen-. Este es el panorama de la novela Mejor que muerto, de Fidel Moreno, periodista, escritor y músico. Una mañana de primavera –primeras calores- acoge esta conversación, también cálida, y que tiene por música el himno de una generación.

Pregunta.-No sé si calificar a esta novela de prosa fluida

Respuesta.-A mí me interesa que la lectura no esté fracturada. Soy consciente de que el lector está muy distraído en estos tiempos que corren. Intento que la lectura sea fluida, aunque hable de cosas complejas.

P.-Bueno, lo de prosa fluida era por el papel del sexo en estas páginas. Mucho fluido aquí.

R.-Ah. (Risas). Sí: el sexo tiene aquí una función principal. El protagonista, de alguna forma, se está enfrentando a la crisis de la mediana edad, por lo que tiene la reacción de querer volver a atrás en el tiempo. Ese viaje en el tiempo se lo facilita durante unos meses un fármaco llamado Cialis. El sexo, para los hombres en la mediana edad, es una experiencia que les avisa de que ya hay que aprender a despedirse…

P.-¿Es su generación, la de los nacidos a finales de los setenta, una generación ya desencantada de todo y de todos?

R.-Nosotros somos los hijos de la democracia. Estábamos llamados a ser la generación beneficiada por tanto progreso. Sin embargo, creo que tanto la precariedad como el hecho de haber sido incapaces de concretar una segunda transición –a nivel político- han generado un total desencanto.

P.-¿Es una generación fracasada?

R.-Como generación creo que sí. Lo que no quita que haya habido individualidades que hayan conseguido escapar de esa maldición de una generación que ha llegado tarde al poder. Y cuando ha llegado no ha sido capaz de hacer grandes cosas…

P.-Hay un momento de la novela en el que Julio, el protagonista, habla del constante ruido mediático en el que hoy se vive. Todas las semanas hay una controversia. Todas las semanas hay una polémica. Lo que provoca que toda esta agitación, en principio urgente, sea anodina. Insustancial y pasajera.

R.-Claro. Hoy hay una corriente de información y ruido constantes que generan una sensación de perpetuo pasar, sin dejar poso alguno. Hay una sensación de frenesí permanente que genera un enorme vacío. El vacío del ruido.

P.-¿Hay más críticos musicales que músicos?

R.-Sí, bueno… Esta es la broma de siempre, de que hay más escritores que lectores… Vivimos en una época en la que la opinión, por encima de todo, se considera un valor. Y la opinión quizá no sea tan importante.

P.-¿Qué está peor el periodismo o la música?

R.-Creo que el periodismo. Porque el periodismo sufre una precariedad enorme. A mi juicio la música forma parte de la experiencia humana, el periodismo no –lo que forma parte de la experiencia humana es el contar cosas-. Ahora mismo estamos en un lugar que no es el tiempo del periodismo, sino de la red social y otras formas de comunicación. Formas que tienen sus ventajas y sus inconvenientes.

"Mi generación ha llegado tarde al poder. Y cuando ha llegado no ha sido capaz de hacer grandes cosas”

P.-En la música hoy predomina un género –sospecho-: la música latina, lo reguetonero. Creo que no hay espacio para otros estilos. Al menos en lo comercial, en el consumo de masas.

R.-Lo que estamos viendo ahora mismo es el fracaso de la utopía cibernética. A principios de los años dos mil pensábamos que Internet iba a permitir la emergencia de lo pequeño. Pensábamos que lo minoritario iba a convivir en igualdad de condiciones con lo masivo. Con el tiempo, lamentablemente, nos hemos dado cuenta de que lo masivo se ha vuelto mucho más poderoso, y lo minoritario se ha quedado reducido a pequeños nichos donde sobrevive. Todos nos hemos vuelto más o menos iguales. Escuchamos la misma música y hablamos más o menos de la misma cosa.

P.-Coincido.

R.-Es un ecosistema mediático totalizante.

P.-¿Le convence a Fidel Moreno el género reguetonero?

R.-No hay géneros malos. Hay buenas y malas canciones. Hay reguetones estupendos, sin embargo la mayoría es mediocre. Esto no quiere decir que haya que poner en suspenso el sentido crítico. Soy partidario de escuchar lo masivo. Soy un defensor de lo popular. Pero eso no significa que no se puedan analizar estas cuestiones. Hoy día las canciones no se escriben en un papel en un escritorio, sino que se hacen archivos de voz que se mandan los músicos entre sí. Esto genera un tipo de letra muy redundante y machacona. Letras que son malas, lo cual no quiere decir que no exista un Residente con Calle 13. Aunque lo que abunda en general es bastante deleznable. El tiempo lo dejará atrás.

P.-A mí lo que me convence es el suegro de Julio. Qué chollo.

R.-Su suegro pertenece a otra generación. A la generación de mis padres. Esa generación que acompasó su experiencia vital con el progreso de un país y que de alguna forma hizo fortuna. Una de las grandes desigualdades que se dan es una desigualdad intergeneracional. La generación de nuestros padres ha tenido no sé si más posibilidades, pero desde luego sí ha hecho más fortuna que la nuestra.

P.-Otro tema de la novela: la pandemia. Se han cumplido cinco años del confinamiento. ¿Qué queda de aquella historia? ¿Cómo cree que nos afectó?

R.-La pandemia es la última experiencia colectiva que hemos vivido no ya a nivel nacional, sino a nivel mundial. En mi caso no es una novela sobre la pandemia, pero esta está ahí en el fondo. Tenemos que acostumbrarnos a que los relatos –bien narrativos o bien cinematográficos- van a volver una y otra vez sobre ese momento. Fue un momento importante también porque toda crisis trae grandes oportunidades. Hubo un instante en la pandemia en el que se dio ese momento de crisis que nos hace pensar en otras posibilidades. De pronto nos dimos cuenta de que cómo había entrado en crisis la idea-fuerza que había vertebrado el progreso en Occidente, que es la densidad y la agitación de las grandes ciudades. En el principio de la pandemia se pensó la posibilidad de relacionarnos de otra manera. Hubo gente que pensó irse al campo, se plantearon ideas urbanísticas diferentes a la de la gran urbe… Lo que pasa es que en seguida llegó una vuelta al orden. La vuelta a esa nueva normalidad.

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