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Teatro

Les Luthiers: “Para los humoristas, el presente es una época difícil”

  • Los integrantes del grupo, que anunciaron hace unos días su retirada, aseguran que “se merecen un descanso” tras 55 años de carrera

Les Luthiers, en Buenos Aires.

Les Luthiers, en Buenos Aires. / Enrique García Medina / Efe

Bromas y carcajadas resuenan sobre el escenario en plena conversación; aun cuando la charla va sobre alguna tristeza, esbozan una sonrisa. El grupo Les Luthiers trascendió fronteras y generaciones para hacer humor y música desde Argentina por todo el mundo y ahora, con 55 años de carrera, empieza su despedida.

Con el mimo con que se cuida a un hijo, dos de sus integrantes, Jorge Maronna y Carlos López Puccio, subrayan la importancia de decir adiós "con éxito" y "sin el desaire" a una trayectoria tan larga como exitosa en esta gira bautizada Más tropiezos de Mastropiero, que arranca esta semana en Buenos Aires.

Los dos miembros históricos de Les Luthiers –Maronna fue uno de los fundadores del grupo en 1967, junto a los ya fallecidos Gerardo Masana, Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich; y López se sumó dos años más tarde– reciben a EFE para charlar sobre la retirada, el humor y su historia de amor con España.

Con 74 y 76 años respectivamente, Maronna y López Puccio firman el último espectáculo de Les Luthiers, el primero original en 15 años, tras varias antologías, y protagonizado por su creación estelar, Johann Sebastian Mastropiero.

El preestreno de este montaje en Rosario, en noviembre pasado, sumado a la muerte del representante del grupo, Lino Patalano, dos meses antes, les llevó a tomar "una decisión final". "Creo que el estreno completó nuestras ganas y justamente por lo opuesto de lo que se puede suponer, porque fue un éxito", resume López, quien agrega: "Nos podemos retirar con un éxito, con la sensación de haber mantenido el listón en alto". No obstante, Maronna puntualiza que "la edad" es el principal argumento para el adiós: "Nos merecemos un descanso, un cambio".

La muerte de Rabinovich, en 2015, y de Mundstock, en 2020, dejó un vacío entre sus seguidores, pero los músicos dicen que "no hay una parte concreta" del actual espectáculo en el que se encuentren sus "amigos, compañeros, compinches, cómplices, socios, hermanos", porque "siempre están dando vueltas", apunta López. "Los amamos", resume.

El amor por la cultura y un humor “que nunca es chabacano” les permitió “llegar al gran público”

Que músicos serios, de edad avanzada y vestidos de traje hagan humor "refinado" suena tan estrambótico como los instrumentos inventados para sus números, como la mandocleta, el nomeolbidet, el violín de lata o el bajo barríltono. Pero el éxito del grupo trascendió fronteras y generaciones, algo que ni siquiera intentan descifrar. "Inventamos una especie de género nuevo, una mezcla de humor con música, donde la música no es acompañamiento, sino que es intrínseca a la acción dramática y reúne muchas cosas", señala el director de orquesta, quien agrega que la suma de un humor que "jamás es chabacano" y "la cultura" les permitió llegar a "un gran público que podía valorar eso y disfrutarlo y ser cómplice".

La reciente discusión sobre los límites al hacer reír también les afecta a ellos que, pese a hacer gala de humor blanco, sienten que están bajo escrutinio constante. "Yo creo en serio en la teoría del metro cuadrado. Ahora con tanta red, con tantos grupos, con tantas subagrupaciones, la gente se fanatiza en una pequeña verdad y esa verdad tiene un colorcito y miran a través de ese colorcito", escenifica López, quien sugiere, no obstante, que "hacer humor en la época de la Inquisición no habría sido muy bueno, ni muy fácil ni muy sencillo". Maronna coincide con su compañero: "Uno ya no sabe qué puede hacer sin ofender a alguien. Para el humorista es una época difícil esta".

Buenos Aires es la primera parada de esta gira, que llegará en junio a Madrid y también visitará países como México y Colombia. Su parada en España, donde estarán varias semanas, confirma el amor que sienten por ese país, donde, además de recibir el cariño de su público fiel, también fueron reconocidos al más alto nivel: recibieron la Orden de Isabel la Católica (2007) y el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades (2017), pruebas del entusiasmo que los cómicos provocan entre el público español.

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