Matrimonio (gay) a primera vista

David Matamoros debuta en el largometraje con esta comedia romántica que homenajea los clásicos del género en su versión más ochentera y noventera, también todos sus clichés de manera autoconsciente, para reescribirlos en clave gay abrazando esa frivolidad inherente al género en el que nada pesa demasiado y cada personaje y situación son un estereotipo.

Nuestro protagonista es aquí un empresario cuqui de mediana edad con un novio chungo, una madre comprensiva y una socia que le anima y masajea en su constante lamento por casarse a toda costa como cualquier otra pareja…heterosexual. Dentro de su esquema festivo y sus posibilidades presupuestarias, Quién quiere casarse… se apunta a la road movie norteamericana para, cómo no, visitar Las Vegas, celebrar una de sus bodas-pantomima y desandar ese camino a la felicidad conyugal envuelta en alta dosis de pluma cómplice, petardeo caducado y frases del tipo “uno es de izquierdas hasta que le hablan de hoteles” que dan el justo tono en el que se mueve la cinta.

Si bien este cronista no es el target natural de una propuesta como esta, tampoco le vamos a negar a Matamoros que, en su anacronismo nostálgico-cinéfilo, su película presenta ciertos valores de producción y un cierto desparpajo narrativo (¡a catorce manos!) que la salvan de la quema inmediata. Sorprende ver por aquí a Raúl Fernández de Pablo (Votemos), y aún más comprobar cómo su solvencia ayuda a naturalizar al personaje más decente y adulto de la función.