Cultura

De aquellos polvos, estos lodos

Die Fremde. Director: Feo Aladag. País: Alemania. Año: 2010. Duración: 119 min. Con: Sibel Kekilli, Nizam Schiller, Derya Alabora, Setar Tanriogen.

Fatih Akin abrió la veda para las historias sobre la nueva realidad multicultural alemana. En la exitosa y premiada Contra la pared, el director de origen turco ponía el acento en férreas estructuras narrativas para retratar los conflictos interculturales bajo la forma del melodrama de pasiones extremas. Influido por la moda Iñárritu-Arriaga-Haggis, su siguiente filme, Al otro lado, premiado por la entusiasta crítica local en el festival de 2007, retorcía aún más el modelo para intentar explicar las "enfermedades-del hombre-en-el-mundo-contemporáneo" desde una escritura caprichosa y alambicada que dejaba muy poco espacio a la realidad y tal vez demasiado al lucimiento del guionista-demiurgo.

De aquellos polvos vienen estos lodos. Die Fremde, primer largo de la directora austriaca Feo Aladag, se quiere heredero de esta escuela y, aunque suavice y atenúe las formas hacia un tono algo menos enfático, moderno y visceral que el de Akin, sigue teniendo en el horizonte de sus intereses las dificultades (extremas, por supuesto) para el correcto diálogo cultural en la Alemania de nuestros días.

La filiación con Akin la encontramos también en la reaparición de la actriz protagonista de Contra la pared, la ex-porno-star Sibel Kekilli, quien interpreta aquí a una joven alemana de origen turco que deberá enfrentarse a las tradiciones más ancestrales y al machismo de los suyos (activo en los varones, pasivo y consentidor en la madre y la hermana) cuando decida abandonar a su marido (con el que está casado a través de un matrimonio concertado) para rehacer su vida como mujer junto a su hijo.

Adalag aprieta las tuercas de su drama al más puro estilo maniqueo de Loach y Laverty (Solo un beso) y convierte su cinta en un auténtico culebrón camuflado tras la distancia y la aparente frialdad de su puesta en escena (música de Max Richter mediante), elementos que, en cualquier caso, no nos evitan esa molesta sensación de estar asistiendo a un forzado y simplista ejercicio de denuncia con plantilla, personajes unidimensionales, mensaje libertario y deriva irremediablemente trágica, que es lo que más impacta y sobrecoge.

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