El profeta Beret brilla en Sevilla
ICÓNICA FEST
El sevillano congregó a más de 2.000 seguidores en la Plaza de España para hacer un recorrido junto al artista por su trayectoria musical
Beret actuará en Icónica Sevilla Fest: "En Sevilla cantaré canciones que nunca he tocado en directo"
El cantante sevillano Beret, Javier para sus amigos y familiares, ha contradicho el refrán que dice eso de que nadie es profeta en su tierra. El intérprete protagonizó ayer viernes 6 de julio una maravillosa velada en Icónica Sevilla Fest. Y decimos protagonizar, porque ya es la tercera vez que sube al escenario de Plaza de España en lo que va de edición. La primera aparición fue durante la Fiesta Bresh en la que cantó, para verdadera sorpresa de los asistentes, su consabido tema Lo siento. La segunda fue en la celebración, por todo lo alto, del 30 cumpleaños de Juan Amodeo. Y ahora, a la tercera va la vencida, encabeza el cartel de la jornada por fin.
Más de 2.000 fans se congregaron en la Plaza de España para disfrutar del segundo álbum del sevillano, Resiliencia. Un trabajo en el que las colaboraciones de artistas de la talla de Estopa, Malú o Morat, se han conjugado con un repertorio sin un estilo definido. El abanico musical viaja del pop al rap, pasando por la bachata o los estilos urbanos.
Para sorpresa de todos comenzó su espectáculo remontándose a 2018 con Te echo de menos. Como en casa, invitó a su público a cantar el estribillo: "Te echo de menos, / aunque yo fui quien te eché, / a veces no sé qué quiero, / cómo te voy a querer". Con un "vamos Sevilla" todo el público se animó junto a él. Tanto el que quería ver al Beret de siempre como el que deseaba escuchar los nuevos éxitos. El sevillano no se hizo rogar para estos últimos y en el segundo tema soltó Diablo, que originalmente canta con Estopa. "¿A quién le gusta Estopa?", todo un subidón ver escuchar ese que estribillo que reza "No sé de que manera, / voy hacer pa' que me quieras, / si tienes en tu puño apretando mi corazón" en el que se fusiona el estilo de los tres.
"Hoy viene gente de todos lados, personas que vienen de la sala Even cuando la llenaba con 45 personas", saludó el sevillano. Tras la tormenta llegó la calma y Beret volvió a la melódica balada Dime quién ama de verdad que enlazo con uno de sus grandes éxitos: Si por mí fuera. ¿Qué fan del cantante no ha cantado eso de "si por mí fuera, / serías el aire que mueve mi bandera"? Desde luego, los presentes lo hicieron. Algunos con el móvil en alto para inmortalizar el momento (para fastidio de los que están detrás y les toca ver el escenario a través de las pantallas un teléfono).
Como su música y como su estilo, el artista fluyó por su trayectoria musical. Desde El día menos pensado hasta Diez mil porqués para llevar el barco a uno de los puertos más especiales de la noche. Tras Vuelve, Beret invito a Ale, uno de los profesionales del equipo técnico de Icónica que hace posible que el festival haga soñar a todos los asistentes por un ratito cada noche, a subirse al escenario para pedir matrimonio a la que, desde hoy, será su prometida.
Tras este momento tan mágico y emotivo, en el que a más de uno se le saltó la lagrimilla, interpretó Beso robado para cambiar de rumbo y conducir la nave hacia una de esas canciones que respiran el buenrollismo que solo el reggae sabe provocar. La letra de Esencial invita a parar para reflexionar sobre lo verdaderamente importante. Le tocó el turno a otra colaboración con acento andaluz. "Vuelo y sueño, con mis manos te hice un reino" de Sueño, que en su formato original canta con Pablo Alborán.
Pasó después por Te estás olvidando de mi que enlazó con Me vas a querer. Y así, con maestría, con el cariño de su familia de Pino Montano y arropado por una orgullosa madre que estaba viendo a su Javier desde las gradas, llegó hasta Lo siento. Cuyo estribillo cantó hasta en cinco ocasiones. Con una banda que no dudó en seguirle en juego en cada ocurrencia. Finalizó con una improvisación que supo al Beret más vetusto. Dedicando unas rimas a esa Plaza de España que lo vio jugar con la lírica en sus primeras batallas de gallos y también a su barrio, a su ciudad y a su hogar. Esa Sevilla más íntima que lo acoge cuando decide retornar como la eterna Ítaca.
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