Más show que música
Crítica de Música
La ficha
** 'Música prima'. XXXIV Festival de Música Antigua de Sevilla. Programa: 'Donde hay música no puede haber cosa mala'. Intérpretes: Johanna Rose (cuerdas frotadas), Álvaro Garrido (percusiones) y Francisco Orozco (dirección, voz y laúdes). Lugar: Espacio Santa Clara. Fecha: Jueves, 6 de abril. Aforo: Tres cuartos.
Siempre son bien recibidas las visitas a Sevilla de Francisco Orozco y de su grupo Música Prima porque, por encima de la calidad intrínseca de las interpretaciones, suponen una garantía de entretenimiento. Orozco es la encarnación de los juglares de antaño, de los cuentacuentos, de los romancistas, de los músicos de la legua, tan eficaz charlatán (o más) como ajustado músico, capaz de captar la atención del público por su gesticulación y su entonación y de embarcarlo en sus imaginativos viajes musicales.
En esta ocasión se trataba de un concierto más bien de relleno en el Femás, un tanto descontextualizado del certamen y suponemos que se trata más bien de un homenaje de amistad al juglar y al grupo (integrado en esta ocasiones por intérpretes de la ciudad). El programa quería ser, con un año de retraso, un homenaje a Miguel de Cervantes, mediante un recorrido por su vida, glosada por Orozco con su habitual facundia y trufada por músicas de aquí y de allá, traídas algunas muy por los pelos, como la danza de la muerte del Llivre Vermell o algunas piezas de muy principios del siglo XVI.
Daba la impresión de tratarse de un concierto más improvisatorio de lo ya habitual en este grupo; menos trabado y más montado sobre la marcha, porque no había fluidez en el diálogo entre las deslabazadas narraciones y las piezas musicales. La voz de Orozco no estuvo tampoco en sus mejores días, aunque sí estuvo allí su expresividad en el fraseo. Rose, desde la corrección absoluta alejada de toda fantasía, sí que firmó unas estupendas glosas de Diego Ortiz. Y Garrido puso la variedad tímbrica y rítmica.
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