"No viajo si detrás no hay un gran escritor que me haya emocionado"
Javier Reverte. Escritor
El literato, que refleja en 'El río de la luz' su viaje al Gran Norte, sigue los pasos del autor estadounidense Jack London durante los días de la fiebre del oro
El periodista madrileño Javier Reverte, que vuelve a la literatura de viajes tras cinco años apartado de ella, narra sus aventuras en Alaska y Canadá en El río de luz. En este nuevo trabajo publicado por Plaza & Janés, donde sigue los pasos del escritor Jack London, hace un recorrido en canoa por el Yukón, un río "cargado de vida" que nada tiene que ver con el Amazonas que plasmó en El río de la desolación.
-¿Por qué ha estado cinco años sin escribir literatura de viajes?
-En mi último gran viaje, al río Amazonas, enfermé de malaria y un tiempo después, aunque la enfermedad había desaparecido, me encontraba desvitalizado, sin fuerza y sin vigor intelectual.
-¿Qué le llevó a seguir los pasos del norteamericano Jack London?
- Lo he leído desde pequeño y aunque la crítica lo considere de serie B, para mí es un narrador lleno de fuerza y optimismo ante las cosas. Es quizás el mejor escritor de cuentos de la historia junto al ruso Chéjov. London escribió una serie de cuentos sobre unos territorios que he ido a conocer ahora de mayor.
-Ha esperado muchos años...
-No es fácil ir a Alaska y Canadá, además no he sido libre de escoger mis viajes hasta ahora, que vivo de la literatura. Antes me dedicaba más al periodismo.
-¿Ha influido en su trayectoria el haber sido reportero de guerra?
-Me ha influido en el sentido de que ahora odio la guerra. Eso me ha hecho reflexionar mucho sobre la condición humana. Considero la guerra el fin de lo civilizado.
-¿Por qué esa pasión por los ríos?
-Siempre me lo pregunté. Creo que los ríos son una expresión de vida.
-¿Qué ha encontrado en el Yukón que no tuviera el Amazonas?
-Una naturaleza limpia, virgen y sin contaminación. Ha sido una explosión de vida. El Amazonas está muy dañado y está cargado de vida, pero también de muerte. Además el trópico es enfermizo, hay muchas enfermedades como el dengue o la malaria.
-¿Tuvo algún percance en el río?
-Volcó mi canoa, pero nada en comparación con la malaria del Amazonas que casi me cuesta la vida o la retención de unos soldados que me amenazaban de muerte en el Congo.
-Usted vuelve en barco de carga a Europa...
-Era la forma de cruzar el Atlántico. No me gustan los cruceros y ya no existen los viejos trasatlánticos del cine.
-¿Qué le gustó de esa experiencia?
-La enorme soledad del océano y esos días en los que sólo ves cielo y agua.
-¿Qué relación tiene la literatura con los sitios a los que viaja?
-Yo no voy a un viaje si detrás no hay un gran escritor o grandes libros que me hayan emocionado como lector.
-¿Qué es para usted la buena literatura de viajes?
-La literatura de viajes no es levantar un acta notarial sobre lo que ves, eso es capturar la realidad. Hay que dar una estructura literaria y sobre todo conseguir emoción.
-¿Hay algún lugar en concreto al que le gustaría ir?
-Hay muchos. Además cuanto más viajas, más grande te parece el mundo.
-¿Dónde no iría nunca?
-No volvería nunca a Viena. Es una ciudad como un pastel de nata, empalagosa y horrible.
-¿Está preparando algún trabajo?
-Hace dos veranos viajé al Ártico. Crucé el Paso del Noroeste, entre el Pacífico y el Atlántico durante doce días en un barco ruso. Seguramente haya una novela antes.
También te puede interesar