Tregua olímpica en Andalucía antes de la batalla electoral

Los  protagonistas de la semana

Los protagonistas de la semana

EN un país como España con las costuras mal pespunteadas, siempre dispuesto a las guerras tribales de sus viejos territorios, hay pocas cosas que unan a la nación. Sucede incluso dentro de cada territorio, como Andalucía, cuyas taifas a menudo muestran una descarnada falta de cohesión. Ni siquiera nos une pelear por la financiación injusta. Por supuesto tampoco nos une una ley, por necesaria que ésta sea. Ni las inversiones y proyectos. Si va un centro militar a Córdoba, aflora el descontento de Jaén por su marginación; si se anuncia un hospital en Málaga, surge una voz aquí o allá con algún agravio; Sevilla siempre está bajo sospecha por el centralismo histórico de la Junta; y así todo. Pero hay algo que sí es capaz de unir a todos: los éxitos deportivos. Y si no unir, lo más cercano a la unidad que se puede esperar aquí.

El presidente andaluz, Juanma Moreno, ha estado muy al quite. Celebró “la primera medalla para un deportista andaluz en los Juegos Olímpicos” con David Valero, tirando de “épica”; después cantó el primer oro español “con talento andaluz”, la tiradora Fátima Gálvez y su compañero, a los que dijo “sois leyenda” parafraseando a Richard Matheson; y por supuesto al karateka Damián Quintero: “El deporte andaluz y español se sube al podio en Tokio 2020... Estamos muy orgullosos de tu trayectoria y éxito”. Moreno fue más allá de las medallas, y se acordó de la marchadora de Orce, María Pérez: “No hace falta subirse al podio para ser ejemplo de esfuerzo y entrega, y ser referencia del deporte. #Andalucía está orgullosa de ti”. El presidente amable y moderado nunca pierde la oportunidad de mostrar su amabilidad y moderación. Y ésta era una gran oportunidad.

Su rival, Juan Espadas, no dejó pasar ninguna medalla sin tuit. A la tiradora Fátima Gálvez la acompañó de un “el trabajo en equipo ha conseguido la primera medalla de oro”, que es el mensaje que él trata de colocarle a la militancia para sacarla del pesimismo tras el cisma; pero, sobre todo, quien ya es candidato a la Junta se apuntó al Viva Andalucía: “Gracias por llevar Andalucía a los Juegos Olímpicos”, le dijo a Quintero; o “el deporte andaluz ha dado hoy a España una gran alegría en Tokio” a David Valero. Eso sí, como todavía es alcalde de Sevilla, se acordó de los piragüistas de su ciudad. Pronto no se acordará de ellos.

Y Juan Marín hizo lo propio, enfatizando el Andalusian Proud, a puro Orgullo, desde la bicicleta (“El granadino David Valero se trae a #Andalucía la segunda medalla... Estamos tremendamente orgullosos”) al karateka Quintero (“El mundo del deporte andaluz sigue triunfando e Tokio 2020... Qué orgullo!”) pasando por la tiradora de oro. Marín no ha ido más allá de las medallas, porque en definitiva Ciudadanos es un partido bisagra que va con quien gana.

Martina Velarde, cuyo tuit más olímpico trata sobre el color de Peleteiro o Katir disfrutando de un cierto “Black power” español un poco demasiado forzadillo pero igualmente tentador para Teresa Rodríguez, celebró al karateka proclamando “Arriba este deportista Andaluz [con mayúscula en el original] Estamos muy orgullosas de tu participación en Tokio2020” y al grito de “Maravilla... ese granaino ahí” retuiteó a la concejala de Padul para celebrar al ciclista Valero. Con perspectiva de género, felicitó también a la karateka talaverana del oro, pero curiosamente no se acordó de la tiradora cordobesa. ¿Por oposición a las armas? Tal vez, porque ya se sabe lo que un prejuicio puede pesar. Einstein se lamentó alguna vez de que fuese más difícil destruir un prejuicio que un átomo. De hecho, el líder de Izquierda Unida, Toni Valero, como la propia Teresa Rodríguez, sólo se acordó del ciclista granadino pero no de la tiradora y tampoco del karateka ¿pensando que el kárate es violento, como las armas? A saber. La bicicleta, eso sí, es indiscutiblemente verde, limpia, humilde y progresista. Las izquierdas siempre andan desunidas y a la greña, pero en cuestión de prejuicios siempre muestran mucha unidad de criterio.

El portavoz de Vox, Manuel Gavira, no tuitea los éxitos deportivos. Tampoco la cuenta del propio partido. ¿Y eso por qué? Pues lo dicho, a saber. Hay que huir del periodismo convertido en una rama del psicoanálisis. Eso sí, la cuenta de Vox retuiteó al diputado por Granada Francisco Ocaña elogiando al paisano David Valero, con un matiz que no pasará inadvertido: “¡Qué grande! Enhorabuena al granadino David Valero por haber conseguido una medalla histórica para España. ¡Vamos España!”. Efectivament es el único que no menciona su condición de andaluz, sólo de español, cambiando el Viva Andalucía por el Viva España.

A todo esto, la foto olímpica favorita de Teresa Rodríguez es de la triplesaltista Peleteiro con la campeona Yulimar Rojas. No deja de ser paradójico que quien más reivindica la bandera de Andalucía apueste por la foto de la gallega con la venezolana. En fin, cosas de la sororidad y Viva Venezuela.

Es tiempo de metáforas olímpicas. Ya se sabe que el periodismo, como la política, siempre está por caer en la tentación de las metáforas. Si llega una borrasca incluso lejos de la dimensión de Filomena, la política es tormentosa; si hay incendios, la agenda política se achicharra; si hay desabastecimiento, aparece la sequía de ideas en la política; y con los juegos, pues otro tanto, se suceden las metáforas deportivas. Eso sí, no siempre con rigor. Sánchez proclamó que España es medalla de oro en vacunación, y Casado replicó que es medalla de plata en muertes. Las dos cosas son falsas. Pero, en fin, emulando a la vieja Grecia, se puede decir que los Juegos han proporcionado una cierta tregua olímpica en la que todos, o casi todos, estaban de acuerdo en compartir la misma felicidad por los éxitos de todos los deportistas... o de casi todos.

Claro que la tregua, como toda tregua, sólo es un espejismo. Por debajo fluyen las auditorías y el adelanto electoral, con Vox celebrando el fallo del TSJA contra el pasaporte covid. Claro que eso quedará para septiembre, después de las vacaciones de agosto –augusto y lento, como en verso de Gerardo Diego– que sí que es una tregua que hay que respetar, sobre todo en víspera del descalzaperros del curso electoral.

Nota bene.- El parón, claro está, también rige para este dieznegrista. En septiembre, de vuelta al campo de batalla.

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