Punto crítico

Setefilla / R. Madrigal

Golondrinas a la RAE

22 de agosto 2016 - 01:00

SI una zorra no es lo mismo que un zorro. Una verdulera no es lo mismo que un verdulero. Si un fulano no es lo mismo que una fulana. Si un asistente no es lo mismo que una asistenta. Si una reina no es lo mismo que un rey. Si una perra no es lo mismo que un perro. O un coñaaaazo no es lo mismo que ¡la pollaaaa! Si una loba no es lo mismo que un lobo. Si un hombre público no ejerce la misma profesión que una mujer pública o un sargento no es lo mismo que una sargenta. Si un brujo no es lo mismo que una bruja. O un ama de casa sólo es femenina y al amo de casa nos lo hemos dejado de puertas para afuera. Si un zurrón no es lo mismo que una zurrona. Un cerdo no es lo mismo que una cerda. Un gallo o gallito nada tiene que ver con un gallina, en masculino como nos indica el determinante indefinido. Si un gobernante no es lo mismo que una gobernanta. O un pariente no es lo mismo que una parienta. Si una querida no es lo mismo que un ser querido. O cojonudo no es igual que cojonuda. Si estar como una cabra no es lo mismo que ser un cabrón o cabroncete. Si un jamón no es lo mismo que una jamona o un pirujo no es igual que una piruja. Si no es lo mismo ser poeta que poetisa. Si hay diferencias entre solterón y solterona. Si no es lo mismo lagarto que lagarta. O muñeco que muñeca. Si existe hijo de puta, pero no hijo de puto. Si no es lo mismo nenaza que nenazo. Si todo eso pasa en el lenguaje, sin tener que acudir a las acepciones de la RAE para entender lo que de ellas se desprende, será que sí, que en ciertas ocasiones y sin caer en la igualdad sexista absurda, que se empeña en cambiar el género añadiendo o quitando una o para poner una a, algo de diferencia habrá en esta lengua que dicen que evoluciona con nosotros.

Dicho lo cual, felicidades a Mireia Belmonte, porque nadie duda de que no es ninguna sirena, como se empeña en apodarla más de uno, sino una nadadora y, además, una campeona con todas las letras.

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