NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
LOS países más pobres (China) o los más ricos y cultos (Holanda, Suiza, Suecia, Dinamarca) utilizan la bicicleta por motivos diferentes. El protagonista de la película de De Sica al que le robaban la bicicleta hubiera preferido pegar carteles en Vespa y no pedaleando por toda Roma. Pero la película se rodó en 1948 y la Vespa, que se había presentado dos años antes en el Club de Golf de Roma, era un objeto de lujo que no se popularizaría hasta bien entrados los años 50.
Ya se use por pobreza o riqueza, por necesidad o civismo, la bicicleta no es responsable ni de las primeras ni de las segundas: es consecuencia y no causa de esas situaciones. Carece de poderes mágicos. Quien la compra o alquila no recibe junto a ella, como obsequio complementario, un plus de buena educación y civismo. Por eso el vacaburro, vacaburro se queda aunque pedalee en bicicleta. Sucede con esto como con la mona y la seda.
Que la bicicleta sea silenciosa y no contaminante, y que su uso se haya generalizado en los países con mayor nivel de renta y calidad de vida, ha hecho que se olvide esta verdad esencial. Y además de medio de transporte la bicicleta se ha convertido, para algunos, en un símbolo de distinción progresista cargado de poderes taumatúrgicos, es decir, mágicos o milagrosos. Como exhibir bajo el brazo Triunfo en los años 60 o El País en los 70.
Los sevillanos, ni tan pobres como quienes usan la bicicleta por necesidad ni tan ricos como quienes la usan por civismo, estamos en una tierra de nadie en la que la víctima es el peatón. Porque el ciclista vacaburro sevillano es tan vacaburro como su paisano peatón, motorista o automovilista. La diferencia la marca Sevilla, y su déficit de educación y civismo, no la bicicleta. Es cierto que preferir la bicicleta al coche indica una cierta preocupación medioambiental, además de gusto por el ejercicio. Pero no garantiza nada. ¿No han sido, una y otra vez, peligrosamente rozados por bicicletas que circulan a toda velocidad por calles peatonales o por aceras?
Por eso que los ciclistas hayan ganado ante el Supremo la batalla por las aceras y las calles peatonales no es tan buena noticia como parece. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que por proximidad conoce mejor nuestro déficit en civismo, había prohibido la circulación de los ciclistas por ellas. El Supremo, que debe creerse que Andalucía es Suecia u Holanda, ha revocado esa resolución.
Justificada mala reputación tiene hacerse el sueco sin serlo. Sucede con esto como con el desahogado lleno de trampas que dijo aquello de "me gustaría poder vivir como vivo".
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