Renacuajos

NADIE pensaba que los niños españoles eran capaces de tener muñeca para hacer bacalao al pil-pil y que se entretenían, entre fichas de Cono y ejercicios de Mates, horneando tartas de zanahoria y salteando alcachofas. La buena impresión que causó en las anteriores Navidades Masterchef Junior dio alas en 2014 a los formatos con niños, como remachó La Voz Kids y hastiaron Pequeños gigantes y Tu cara me suena mini.

A TVE, que no le funciona casi nada, le ha dado por correr por la banda infantil (cuando ha tenido en Clan un canal low cost siempre desaprovechado). En estas Navidades ficharon a Bustamante para que hiciera de Juan y Medio en la ruidosa guardería de Fuera de clase y nos dieron la noche de Reyes con una de las galas más nefastas que ha armado José Luis Moreno. Pese a este exprimido televisivo de las nuevas generaciones, los primeros españoles del siglo XXI nos hacen intuir que estamos ante la generación mejor preparada de la historia para pronunciarlo así, de forma rotunda. Como nativos digitales que son, los idiomas, las tendencias, la tecnología y la interacción no son recursos lejanos, extraños o de lujo para una mayoría de los actuales niños. En televisión dan una buena impresión, pero cuando tengan que incorporarse a la vida cotidiana, aún serán mejores. Esperemos que por bien de ellos y de nosotros hayamos mejorado entonces nuestro tejido productivo para aprovechar todo ese talento.

Los niños ya no son monos de feria aunque a veces parezca que nuestra televisión, la pública y la privada, no se haya enterado. E incluso cuando surge un repunte anacrónico y machista como el chef mocoso Víctor ("las chicas ya sabéis limpiar genéticamente"), ahí está Pepe para tirar de las orejas aplicando el correctivo pertinente de mandarlo a limpiar en solitario. Esta generación está mejor educada y preparada. Lo confirmamos aunque en este Masterchef Junior 2 haya bajado de forma evidente el nivel y haya concursantes que, lógicamente, se desconsuelan antes los pasteles que se desbaratan.