Sevilla no es diferente

¿Cuándo fue la última vez que compró una agenda o una pluma en la Papelería Ferrer?

Hace unos días escribía José Joaquín León en estas páginas sobre los kioskos de prensa y comentaba las quejas de algunos paseantes de que hubiera cerrado la churrería de la Alfalfa y muy acertadamente decía: "¿De qué nos quejamos, usted compraba churros allí?". Afortunadamente Antonio y su familia lo que han hecho es mudarse a Gelves, al callejón del Pandero 3 (qué nombre más castizo), donde vende churros en su nuevo local Cafetería Churrería Alfalfa Chocolatería, por si gustan. Somos nosotros los que hemos perdido y ojalá la familia y el negocio hayan ganado. En la lista de cosas que hacer en septiembre ya tengo apuntada la visita a la churrería.

Sobre el comercio tradicional se habla y se escribe de los cambios que ha habido en ellos y cómo se van perdiendo muchos para ser sustituidos por franquicias o grandes marcas. No es consuelo ni razón, pero en eso Sevilla no es diferente. En su libro Palabras moribundas, Pilar G. Mouto y Alex Grijelmo nos explican que muchas palabras mueren "porque desaparecen las cosas que representan". Creo que es aplicable a las compras porque, aunque ciertas palabras desaparezcan, seguimos hablando, pero de otra manera. Igualmente, seguimos comprando, pero de otra forma. Una de las compras obligadas del año siempre han sido los preparativos para el nuevo curso escolar de los pequeños de la casa. Ropa, zapatos, libros, cuadernos, caja de lápices, bolis, etc… No hace tanto tiempo lo tradicional era comprar en diferentes tiendas, de Sierpes, Regina o Asunción lo que se necesitaba o esperar a los Reyes Magos para completar. ¿Dónde compramos ahora todo el equipo escolar? No hace falta que conteste, usted sabrá muy bien dónde y por qué le conviene allí. Quizás me equivoque, pero casi seguro que no es en una tienda del comercio tradicional.

La palabra tradición viene de traditio que significa entregar o transmitir; es decir, enseñar a las nuevas generaciones cómo se hacen las cosas, principalmente con el ejemplo. Nuestros hijos y nietos comprarán lo que necesitan allí donde nos han visto hacerlo, sea o no comercio tradicional, hasta que cambios de formas de vida les hagan buscar otras maneras, por ejemplo, on line. Parafraseando a Mouto y Grijelmo en su programa de radio de las palabras moribundas: ¿cuándo fue la última vez que compró una agenda, una libreta de notas o una pluma en la Papelería Ferrer de la calle Sierpes?, la aristocracia en mi opinión del comercio tradicional sevillano, abierta desde 1856, que ya es decir. Generación tras generación de comerciantes y clientes. Así sí. Pero no venden los mismos productos, han actualizado su oferta a los deseos y necesidades de los que disfrutan escribiendo con pluma sobre un buen papel. Porque una cuestión es ir a comprar a los comercios tradicionales y otra diferente pensar que el comercio no ha cambiado y tiene que seguir vendiendo lo mismo que cuando abrieron. Los que pensaron eso quizás hayan cerrado o es difícil que sobrevivan con los sevillanos de hoy.

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