NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
ALGÚN día soñé con mi programa de televisión ideal, y he de confesar, veía a un presentador como David Cantero entrevistando a un sabio como Emilio Lledó. Con calma. Con tiempo. En un plató de colores suaves y luz muy blanca, y sin más aditamentos técnicos que el lenguaje del plano/contraplano.
A veces los sueños se cumplen, y esta semana, gracias al canal cultural de nuestra televisión pública, he gozado de este encuentro. Percibí, como ya había imaginado en mi sueño, a un David Cantero especialmente feliz, absorbiendo toda la sabiduría del maestro, y a un Emilio Lledó cercano, cómodo y muy comunicador, defendiendo el noble oficio de profesor: "Dar una clase no es dictar apuntes. Es transmitir lo que sepas con pasión, con libertad. Sabiendo que ese decir tuyo se enhebra en el cerebro, en las neuronas de los alumnos, y crea sociedad".
"Ojalá hubiese tenido yo un profesor como usted", le salió del alma a Cantero, que sólo lamentó cómo corría el tiempo en un trance semejante. Al final hablaron de la amistad, cómo no. Dijo Lledó que debía un libro sobre el particular, después de que un amigo periodista, no sé si se refería a Juan Cruz o Jesús Ruiz Mantilla, anunciase su publicación.
La conversación, porque una conversación relajada fue, como lo son las mejores entrevistas. "El obsesionar a los muchachos con la forma en que se ganarán la vida es la forma más directa de perderla. Debemos hacer la vida de los alumnos más navegable".
No se trata de transcribirla. Hay que disfrutarla. Está en la web. Así es que busquen un hueco. Existe la telebasura, qué duda cabe. Pero también este tipo de televisión noble. De verdad, no se la pierdan si tienen wifi.
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